Spencer Tunick, sin miedo a la muerte

CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre.- Para Spencer Tunick (NY, 1967) la muerte le merece respeto. No miedo. Sin huir, sin correr. Sólo pararse ante a ella, y retratarla. En un sentido figurado, tal vez, pero enfrentarla. Festejarla. Y él lo hace a través de las esculturas y los escenarios ilusorios que construye con cuerpos desnudos. Instalaciones humanas que evocan el poder de los espíritus. La magia del hombre sin tapaduras visto a través de su cámara fotográfica.

Lo hará por tercera ocasión en San Miguel de Allende. El próximo 28 de octubre reunirá a un grupo de hombres y mujeres sin ropa para crear Inversión. Los participantes posarán desnudos por unos minutos boca abajo. Una suerte de levitación colectiva. “Es la primera vez que usó este mecanismo, la gente quedará flotando”, confesó el artista en entrevista vía telefónica. Aunque guardó el secreto del sistema para girar a la gente, precisó que los voluntarios quedarán apenas unos centímetros sobre el suelo, sin ningún riesgo.

La acción es parte del programa de la quinta edición del Festival La Calaca que se realiza en San Miguel de Allende. En 2014, Tunick también participó en esta fiesta con una fotografía de 100 mujeres cubiertas sólo con flor de cempasúchil.  Para este año la imagen final será una manera de evocar a los espíritus. Más como un homenaje, una expresión de respeto, una festividad, comenta el fotógrafo quien todavía está en el proceso de selección de los modelos.

La convocatoria para participar está abierta en la página web del festival; los voluntarios recibirán una edición impresa de la fotografía final. La sesión fotográfica se hará durante el día. No será de madrugada ni durará horas, como en ocasiones pasadas. Sólo espera un buen clima: “Me gusta disfrutar de la naturaleza, así que espero sea un buen día”.

Si bien el artista no ve diferencia entre la fisonomía de los cuerpos, en esta ocasión sí hará una selección de participantes. Principalmente por la fuerza del torso para poder sostenerse de manera invertida. En la convocatoria pide una fotografía de las personas para hacer la preselección. “Es un reto tratar de crear una inversión. Es un invento. Lo que hago con mi fotografía es representar el poder del cuerpo y de los espíritus”, dijo.

Cuando habla de espíritus se refiere en un sentido figurado. Pues concibe al cuerpo como un contenedor del alma y es en la desnudez donde encuentra su reflejo. Bello y puro, asegura. Así sus fotografías enmarcadas en la celebración mexicana del Día de Muertos semejan más ofrendas a la vida y la muerte. Rituales estéticos.

Los espíritus se los imagina. Y en esta ocasión los imaginó de cabeza: “No sabemos cómo son los ángeles, yo sólo los visualizo en mi mente y los reproduzco con el cuerpo de la gente. Son abstracciones”. De hecho, la masa humana le sirve para construir figuras, formas a veces sin definición.

De la muerte, como concepto cultural, prefiere vivirla en México: “En Estados Unidos la muerte es para tenerle miedo, un miedo que controla, pero para mí el miedo no tiene sentido y en México son muy interesantes sus celebraciones de respeto. Toda festividad es de respeto. Cuando les digo a mis hijos en Estados Unidos que vamos a ir a un cementerio se niegan, pero en México son fiestas, hay flores, hay música, y a ellas les gusta”.

En las intervenciones pasadas en San Miguel de Allende, Tunick también evocó a esos “ángeles” imaginarios. En 2012 tituló a la pieza Espíritus en la que participaron  154 hombres y mujeres quienes posaron en las calles; dos años después fueron 100 mujeres en la instalación Sendero de los redimidos. En cualquier caso, señaló, usa el cuerpo humano como si fuera tinta y el espacio al aire libre como lienzo. Incluso asegura que, aun cuando su fotografía se caracteriza por la desnudez de los modelos, en realidad hace imágenes del entorno urbano, de paisajes naturales o incluso ilusorios.

“El cuerpo me interesa en su abstracción, y así como hay artistas que usan la pintura para hacer obras abstractas o en la fotografía, yo disfruto de crear posiciones con el cuerpo como herramientas de poder, de magia”.

Desde su primera visita a México en 2007, cuando rompió récord al reunir 19 mil personas en el Zócalo capitalino, encontró aquí la libertad para observar a través de su lente. Esa autonomía creativa que permite a la mirada despojarse de prejuicios.

Pareciera que Estados Unidos goza de  esa libertad. Pero a decir del fotógrafo tiene más limitaciones tanto legales como sociales. “Si te ven fotografiando en la calle te llevan a la cárcel, ahí me es muy difícil trabajar”, señaló quien en  1994 fue arrestado por retratar a una joven desnuda en el Centro Rockefeller.

Tal vez por ello, cada verano visita el país, y ha desarrollado cuatro obras en escenarios mexicanos. En un futuro, confiesa, dividirá su residencia entre Nueva York y San Miguel de Allende. Mientras tanto para el próximo año prepara una exposición con fotografías inéditas de un proyecto hecho en la Gran Manzana. Las exhibirá en Guanajuato.

Desde 1992, el artista ha intervenido las calles de Buenos Aires, Chile, Caracas, Londres, Lyon, Montreal, Sao Paulo, Bogotá, Barcelona, Viena, entre otras ciudades. Su último trabajo fue en Cleveland, Ohio, donde creó la declaración política “Todo lo que ella dice significa todo”. El proyecto involucró a cien mujeres desnudas sosteniendo espejos circulares, los cuales reflejaron el conocimiento y la sabiduría. La acción fue en protesta a Donald Trump en el marco de la Convención Nacional Republicana en Estados Unidos. (FUENTE: El Excélsior)

 

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