KABUL, Afganistán, 27 de enero.-“Es una masacre”. La explosión de una ambulancia bomba este sábado en Kabul –reivindicada por los talibanes– causó casi 100 muertos y 158 heridos, sembrando pánico y terror en un barrio muy concurrido de la capital afgana.
“Ahora el balance es de 95 muertos y 158 heridos”, declaró a la agencia AFP el portavoz del ministerio de Salud Waheed Majroh, cinco horas después del ataque. Poco antes el director de comunicación del gobierno, Baryalai Hilali, advirtió que el saldo puede aumentar porque hay heridos “en estado crítico”.
En un comunicado, la presidencia afgana denuncia un “crimen contra la humanidad”. “Es una masacre”, reaccionó en Twitter Dejan Panic, coordinador de Emergency, que acompaña el mensaje con fotografías en las que se ven víctimas en los pasillos, en el patio y sobre el césped del hospital administrado por esta oenegé italiana.
Según el ministerio del Interior, “cuatro sospechosos fueron detenidos en el marco de la investigación” sobre este atentado, el más mortífero desde la explosión de un coche bomba en mayo pasado (150 muertos, 400 heridos).
Los hospitales están desbordados y envían a los pacientes de un establecimiento a otro. El de Emergency afirma tratar a 163 heridos (contabilizados en el balance oficial) y se ve obligado a instalar colchones en el suelo.
El atentado fue reivindicado por el portavoz de los talibanes Zabihulá Mujahid en WhatsApp: “Un mártir hizo estallar su coche bomba cerca del ministerio del Interior donde había numerosas fuerzas policiales”.
“El suicida usó una ambulancia para pasar los controles. En el primer control dijo que transportaba a un paciente al hospital Jamuriat”, explicó Nasrat Rahimi, portavoz adjunto del ministerio del Interior. “La ambulancia estaba estacionada en el aparcamiento del hospital Jamuriat; intentó pasar los controles hacia el ministerio del Interior, el Alto Consejo de la Paz, pero el suicida fue detectado por la policía y se hizo saltar por los aires”.
El gobierno sospecha de la red terrorista Haqqani, cercana a los talibanes e instalada en la frontera paquistaní, añadió. La explosión fue de tal potencia que sacudió a la capital. Los vidrios de “Chicken Street”, la calle de los anticuarios a unos cientos de metros, saltaron en mil pedazos, así como los de todos los barrios a cientos de metros a la redonda.
Un fotógrafo de la agencia AFP vio muchos cuerpos de víctimas ensangrentadas, “muertos y heridos” en las aceras y a habitantes ayudando a evacuarlos. Muchas de las víctimas, entre las que figuran niños, están siendo tratadas en los pasillos del hospital Jamuriat, que no da abasto.
Charcos de sangre
“Vi charcos de sangre”, confirmó un testigo, que se desmayó por la potencia de la explosión, en medio de escombros esparcidos sobre la calzada. Emergency, especializada en cirugía de guerra, ha informado que no puede acoger a más pacientes.
“En el hospital Jamuriat nos dijeron que tenían a muchos muertos y heridos y nos enviaron a Emergency. Pero aquí también están desbordados, no les queda sitio. Piden a la gente cuya vida no peligre que vaya a otro hospital”, contó a la televisión Ariana News un hombre que llevaba a su hermano herido y al que se le murió un amigo.
Cundió el pánico. Un edificio de varias plantas, situado cerca del hospital Jamuriat, se agrietó y amenaza con derrumbarse, según el fotógrafo. El atentado se produjo delante de uno de los retenes que protegen la entrada a una avenida por la que se accede a varias instituciones: el ministerio del Interior, la sede de la policía, la delegación de la Unión Europea y el centro de secundaria Malalai.
El Alto Consejo de la Paz, encargado de las negociaciones con los talibanes (actualmente bloqueadas) estima ser el principal blanco del ataque. Los miembros de la delegación europea fueron puestos a resguardo en la sala blindada habilitada para este tipo de situaciones.
Un periodista de la AFP que pasó por esa calle una hora antes de la explosión vio cómo se daba el alto a todas las ambulancias que se dirigían al hospital Jamuriat. Verificaban una a una mientras “el chófer esperaba a un lado”, precisó.
El nivel de alerta en Kabul es alto, sobre todo en el centro y en el barrio de las embajadas y de las instituciones extranjeras. (FUENTE: El Espectador)