JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 04 de diciembre. – La Enfermedad del Dragón Amarillo (HLB), que hace quince años generó alarma entre los productores de cítricos del país, ya no representa una sentencia fatal para las plantaciones de Quintana Roo. Agricultores y especialistas han logrado establecer un esquema de manejo controlado que permite continuar con la producción sin recurrir a la tala masiva de árboles.
El coordinador del Proyecto de Plagas de los Cítricos del Centro de Salud Vegetal Quintana Roo (CESAVEQROO), Jorge Omar Uicab Santos, confirmó que la enfermedad sigue presente en el estado, aunque ahora la estrategia se enfoca en la contención del vector transmisor, más que en el saneamiento total de las parcelas. “El HLB es algo con lo que ya convivimos”, afirmó.
Los controles se intensifican durante los picos altos de incidencia del vector, detectados en tres periodos del año: enero–marzo, junio–agosto y septiembre–noviembre. Para enfrentar estos ciclos, el CESAVEQROO implementa un enfoque mixto de manejo integrado, que combina control biológico —a través de hongos que atacan al vector— y control químico mediante un aceite especializado.
Este modelo contrasta con las prácticas aplicadas en los primeros años de detección del HLB, cuando la recomendación era la tala e incineración de los árboles infectados, lo que implicaba pérdidas significativas para las y los productores. Uicab Santos señaló que las medidas actuales permiten mantener la actividad citrícola bajo monitoreo continuo, reduciendo el impacto económico y ecológico asociado a las estrategias pasadas.
El organismo continúa trabajando con los productores para fortalecer la detección temprana y el manejo oportuno, a fin de mantener la estabilidad del sector en la región.