CANCÚN, Quintana Roo, 18 de julio. – Tras una prolongada serie de amparos y disputas legales iniciadas en 2006, el controvertido proyecto originalmente conocido como Puerto Nizuc ha sido renombrado como Aldea Nizuc y continua con su desarrollo a pesar de las objeciones y preocupaciones ambientales, rodeado de manglares de la laguna Nichupté, cerca del puente Nizuc en la Zona Hotelera de Cancún.
El proyecto Aldea Nizuc, inicialmente ubicado dentro de una zona natural protegida, logró salir de esta categoría mediante un amparo, permitiendo que el desarrollo continuara. Este cambio ha suscitado críticas y denuncias por parte de grupos ambientalistas y ciudadanos preocupados por la aparente vulnerabilidad de manglares y dunas costeras.
Aunque la empresa Pulso Inmobiliario asegura que cuenta con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) vigente, que el desarrollo es sustentable y no afecta un área de manglar, ni contacto directo con la laguna, desde el aire las imágenes son contrastantes.
“La exclusión de Aldea Nizuc de la zona protegida es un golpe a la conservación ambiental y una muestra de cómo los intereses privados pueden prevalecer sobre el bienestar ecológico,” reclaman activistas.
El complejo proyecta una invertirán 150 millones de dólares, en su primera fase se contempla la construcción de un hotel de 5 estrellas en modelo Europeo, que incluye 42 unidades fraccionales, así como un wellness center, una aldea comercial y un concert hall para 9 mil 500 espectadores en Punta Nizuc, sobre una superficie de 100 mil m2, en la selva de Cancún.
Para ambientalistas, el avance del proyecto ha llevado a desaparecer ecosistemas cruciales que no solo albergan una rica biodiversidad, sino que también protegen el área contra inundaciones y huracanes.
Como se puede observar desde el aire, la construcción no se limita a un solo sitio; se ha detectado otra edificación del lado del mar, también rodeada de duna costera y manglar, que protege el principal atractivo turístico de Quintana Roo, sus espectaculares playas.
“Estamos perdiendo un recurso natural invaluable por un desarrollo que solo beneficia a unos pocos,” comentó un residente local. Las autoridades parecen más interesadas en atraer inversiones que en proteger nuestro medio ambiente”, reprochan ambientalistas.
El desarrollo de Aldea Nizuc plantea serias preguntas sobre el futuro de Cancún y su modelo de crecimiento. La presión por desarrollos turísticos y residenciales amenaza con convertir áreas protegidas en zonas urbanizadas, comprometiendo el equilibrio ecológico y el atractivo natural que ha sido la base del éxito turístico de la región.
La decisión de permitir el avance de Aldea Nizuc, a pesar de las múltiples disputas legales y las claras advertencias de los expertos en conservación, pone en tela de juicio la efectividad de las políticas de protección ambiental y el compromiso de las autoridades con la sostenibilidad.
Ante este panorama, los grupos ambientalistas hacen un llamado urgente a las autoridades para que reconsideren las autorizaciones otorgadas y busquen alternativas que no comprometan los valiosos ecosistemas de la región, pues la necesidad de un desarrollo más equilibrado y sostenible es imperativa para asegurar un futuro donde la naturaleza y el progreso coexistan en armonía.
Aldea Nizuc es un reflejo de los desafíos que enfrenta Cancún: la dicotomía entre desarrollo y conservación. La manera en que estos conflictos se resuelvan será determinante para el futuro de las áreas naturales protegidas en Quintana Roo y la integridad ambiental de la región.