De romper, sería él, no ella

Dan explicaciones que los hunden.
Florestán.

El presidente López Obrador se enojó ayer, bueno, se enoja todos los días, en este caso porque el Wall Street Journal publicó un editorial repitiendo lo que dicen allá los inversionistas, que no se irá, que es lo mismo que dicen aquí los empresarios en privado, porque en público se deshacen en elogios y le dicen que es el mejor presidente de la historia.

            Por eso ha llegado al punto por el que cruza actualmente solo después, según su personal rating histórico, de Hidalgo con la Independencia, Juárez, con la Reforma, Madero, con la Democracia y él con su Cuarta Transformación, aunque a últimas fechas ha agregado al general Lázaro Cárdenas, ahora más que por la expropiación petrolera, por el rol que le dio el presidente Manuel Ávila Camacho al declarar la guerra al Eje, le decía el otro día, en junio de 1945 nombrándolo secretario de la Defensa Nacional que aunque sea como hipótesis, ya ha hablado, reveló, con Claudia Sheinbaum, en ese tránsito que ha ido de encerrarse como cartujo en su finca de Palenque, sin ningún contacto con el exterior, a regresar a la vida pública si mi presidenta me lo pidiera, a estar viajando a su casa de Tlalpan a visitar, con todo derecho a su esposa e hijo menor quienes, aún con más derecho, no lo acompañaran en dicho retiro por tener vida propia, y su propio regreso.

            Sobre esto mismo Sheinbaum, se refirió a una publicación en el sentido de que debe pintar su raya con López Obrador a lo que exclamó que ¡Nunca! Eso sería pintar la raya con el pueblo de México. ¡Nunca!, remató.

            Y sí le creo, a él, no. Ha mentido tantas veces.

            Sheinbaum no va a romper con él. No es necesario. Cuando dentro de 91 días se coloque la banda presidencial, comenzará a ejercer su personal estilo de gobernar, diferente al de su antecesor, sin que romper sea un imperativo y ahí se verán las diferencias como ya se han visto con el perfil de los primeros once integrantes de su gabinete.

            Porque de romper, seria él.

REETALES

  1. DISTRACCIÓN.- El ministro, Javier Láynez, coincidió en lo que me dijo Jorge Alcocerno nos distraigamos con la reforma del Poder Judicial. Lo primero es la sobrerrepresentación en el Congreso, que es lo que quiere López Obrador para sacar todas sus reformas. Esa incluida;
  2. TIEMPOS.- El Tribunal Electoral debe entregar al INE el 20 de agosto, la distribución de los diputados y senadores uninominales para que el INE reparta los plurinominales el 23. La Constitución prohíbe ceder votos, pero no habla de curules, que es lo que hace Morena en pos de esa mayoría; y
  3. FARSA.- El PRI no ganó solo ni un diputado, ha perdido diez de doce estados, la presidencial y apenas existe en el Congreso. Ahora Alejandro Moreno busca la reelección violando las reglas partidistas. Y lo hará. Va por el 2030.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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