Por medio de la red social Twitter una activista identificada como Mariel relató su experiencia al interior de las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en el Centro Histórico de la Ciudad de México cuando estaban tomadas por el grupo feminista Okupa.
En un hilo de publicaciones, la también estudiante y creadora de contenido relató que las personas que tomaron el edificio solo otorgaban refugio a las mujeres que conocían a algún miembro que ya estuviera dentro del sitio. “Si no te conocían, no te dejaban quedarte o siquiera entrar. (Obvio había temas de seguridad)”, contó la joven.
Relató que Okupa recibió una “cantidad impresionante” de recursos a nivel nacional e incluso internacional que administraba un grupo reducido de personas, quienes compraban los víveres para quienes residían en el edificio, pero también se gastaba una cantidad importante de dinero en alcohol, drogas y “asuntos personales”.
Mariel compartió que diferencias entre las mujeres que habitaban el edificio se hicieron “bandos” y el grupo de personas que estaban a cargo “dejaron de dar dinero para comida, aseo personal o medicinas para todas, todo se lo guardaban para ellas”.
Además, según la activista, cerraron todas las puertas del edificio y solamente tres personas tenían llaves. “Para poder acceder a medicinas, despensa, aseo personal o comida tenías que obedecer todo lo que el grupo de las cinco decían o no accedías a ello”, contó.
Relató que también se gastó el dinero de las donaciones en fiestas de cumpleaños de las dirigentes y de sus amigas, en las que contrataban conjuntos musicales y DJ’s. La joven expuso que los conflictos eran constantes y era común la expulsión de refugiadas.
Denunció que en una ocasión, expulsaron a una refugiada por la noche, le robaron su computadora y la amenazaron con matarle a su mascota, “además la grabaron y subieron su rostro a la página oficial”.
La activista Mariel expuso que los cuartos de las cinco mujeres a cargo del edificio tenían en su sus cuartos refrigerador, horno y despensa, mientras que el resto de cuartos “no tenían más que cobijas y almohadas”.
El viernes 15 de abril se realizó un operativo para desalojar a las activistas de la sede de la CNDH tras la denuncia pública de una mujer que difundió un vídeo que muestra a cuatro encapuchadas de la agrupación Okupa destrozar su vehículo con ella a bordo.
Mariel dejó en claro que vivió en el edificio de la CNDH. “Al principio me llevaba muy chido con el grupo de las cinco porque me apoyaron cuando me golpearon en la Fiscalía de Atizapán, las romanticé y justifiqué su actuar”.
Muchas veces no me posicione en contra de lo que hacían porque me sentía muy agradecida y también por miedo. Y al final pagué la cuenta de mi tibieza porque me agredieron igual que a las demás”, contó.
Muchas veces no me posicione en contra de lo que hacían por que me sentía muy agradecida y también por miedo. Y al final pague la cuenta de mi tibieza porque me agredieron igual que a las demás.
— Mariel (taylor’s version)🧣 (@mareademarte) April 18, 2022
Con información de López-Dóriga Digital
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