NUEVA YORK, E.U. 17 de noviembre.- Nueva York y otras grandes ciudades santuarios para inmigrantes, como Chicago y Los Ángeles, se han rebelado y prometen combatir el plan de deportación de indocumentados del presidente electo de Estados Unidos, el republicano Donald Trump.
Frente a los planes del multimillonario de deportar indocumentados en cuanto llegue a la Casa Blanca el 20 de enero, alcaldes, gobernadores y jefes de policía de varias ciudades han alzado la voz para asegurar que protegerán a los inmigrantes.
Bill de Blasio, alcalde demócrata de Nueva York, se reunió este miércoles con Trump y le advirtió que hará todo lo posible por defender a los indocumentados.
Le reiteré que esta ciudad y otras más harán todo para proteger a nuestros residentes y para asegurarnos de que las familias no sean destrozadas, dijo De Blasio a periodistas tras reunirse en la Torre Trump con el vencedor de los comicios.
La promesa de Trump de deportar hasta 3 millones de inmigrantes indocumentados va contra todo lo que es grandioso en Nueva York, dijo De Blasio tras su cita con Trump.
Hace unos días, De Blasio afirmó que si es necesario, la ciudad eliminará a fin de año la base de datos con nombres de cientos de miles de indocumentados que han recibido una tarjeta de identificación municipal y que podría servir al gobierno de Trump para identificar y deportar inmigrantes.
El estado de Nueva York incluso puso a disposición una línea telefónica esta semana para la denuncia de crecientes crímenes racistas contra musulmanes, inmigrantes y negros tras la victoria del multimillonario.
Declaraciones de rebelión similares han llegado de los alcaldes de Boston, Providence, Chicago, Nueva Jersey, Seattle, Filadelfia, Los Ángeles, San Francisco y Washington, ciudades santuarios que no persiguen a los indocumentados por haber violado la ley migratoria federal y que a veces les otorgan documentos como licencia de conducir o tarjeta de identificación municipal.
Esto es alentador, no es sorprendente y seguirá creciendo. (Los alcaldes y jefes de policía) no tienen miedo. Van a la batalla y creen que pueden ganarla política y legalmente, dijo a Afp Jonathan Blazer, experto de la ONG defensora de inmigrantes American Immigration Council.
El senador Bernie Sanders, ex precandidato presidencial del Partido Demócrata, pidió a Trump que cancele el nombramiento del ultraderechista Steve Bannon como alto consejero de la Casa Blanca.
El nombramiento de un racista como Bannon para ocupar un puesto de autoridad es inaceptable, expresó Sanders. Bannon, de 62 años, obtuvo notoriedad por ser responsable del sitio de noticias por Internet Breitbart, considerado vocero de la ultraderecha estadounidense.
Trump buscaba eliminar la impresión de que existe un desorden generalizado en el proceso de composición de su futuro gobierno, del que hasta ahora sólo se ha anunciado a Bannon (estratega en jefe) y a Reince Priebus, presidente del Comité Nacional del Partido Republicano, como jefe de gabinete.
Después de varios días de intensos y evidentes forcejeos en el círculo inmediato del magnate para hacerse un lugar en la futura administración, Trump tuiteó, para tratar de despejar los rumores sobre el desorden reinante: En marcha, un proceso muy organizado mientras decido sobre el gabinete y muchos otros puestos. ¡Soy el único que sabe quiénes son los escogidos!
Las cuentas de Twitter de los supremacistas blancos que ayudaron a Trump a ganar fueron suspendidas este miércoles, mientras la red social lucha contra el veneno diseminado por los trolls.
Entre las cuentas suspendidas figura la de Richard Spencer, líder del movimiento nacionalista blanco alt-right (derecha alternativa), así como las cuentas asociadas a su revista y centro de estudios. Spencer comparó la suspensión de sus cuentas en Twitter con la noche de los cuchillos largos, purga que realizó Adolf Hilter en 1934 dentro del Partido Nazi para consolidar su poder en Alemania. (FUENTE: Vanguardia)