JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 24 de septiembre. – Problemas emocionales y la falta de una red de apoyo son los principales factores que orillan a jóvenes a caer en las adicciones y, con frecuencia, también en el suicidio, por lo que resulta urgente que el Estado destine recursos a instituciones capaces de atender con empatía a este sector de la población.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año alrededor de 720 mil personas cometen suicidio, fenómeno que impacta principalmente a la población de entre 15 y 29 años.
La activista pro derechos humanos, Ana Juana Bautista Escamilla, subrayó que tanto el suicidio como la farmacodependencia son fenómenos estrechamente vinculados a situaciones emocionales que enfrentan las personas. Sin embargo, advirtió que gran parte de la población, incluso la adulta, carece de redes de apoyo y, sobre todo, de un servicio público de salud mental adecuado.
“Es triste ver cómo personas tan jóvenes, desde niños, tienen que empezar a depender de derechos humanos porque esto les puede costar la vida. Yo creo que muchos jóvenes lamentablemente caen en lo que usted menciona, pero no precisamente por voluntad”, expresó Bautista Escamilla.
La activista puntualizó que acceder a servicios de salud mental es sumamente difícil y, en los lugares donde sí existe esta atención, persiste la falta de pertinencia, tacto y empatía.
Finalmente, exhortó a las juventudes a no callar sus problemas, a buscar redes de apoyo y a no desistir en el empeño de alcanzar sus sueños.