LA HABANA, CUBA, 21 de abril.- Un economista cubano, consultor de las reformas impulsadas por el presidente Raúl Castro, pero quien también cuestionó algunas medidas gubernamentales, fue expulsado de un instituto de la Universidad de la Habana acusado de tener contacto con representantes norteamericanos y haberles dado información sin autorización, una decisión considerada por otros académicos como una mala señal oficial. Rumores sobre la separación de Omar Everleny Pérez, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, dependiente de la Universidad de La Habana, corrieron este fin de semana por cuenta de investigadores y blogueros mientras se realizaba el VII Congreso del poderoso Partido Comunista de Cuba.
El despido de Pérez se produjo días después de la visita del presidente Barack Obama a la nación caribeña y en medio de una respuesta defensiva de la dirigencia isleña que, en el Congreso, calificó de un “ataque a fondo” los intentos del mandatario estadounidense de convencer a los isleños de las ventajas del capitalismo fomentando, entre otras medidas, el contacto entre diferentes sectores de la sociedad. La resolución del Centro de Estudios de la Economía Cubana, a la que tuvo acceso The Associated Press, dispuso la “separación definitiva” de Pérez.
El documento firmado el 8 de abril por el director del plantel académico, Humberto Blanco, acusó a Pérez de sostener conversaciones con instituciones extranjeras e informar a “representantes norteamericanos” sobre los procedimientos de la universidad. También calificó a Pérez, de 56 años, de ser “irresponsable” y “negligente”, así como recibir financiamiento no autorizado para un estudio sobre Corea del Sur.
Consultado por la AP el miércoles, Pérez confirmó que efectivamente fue despedido y que había apelado la medida considerándola injustificada. “¿Cómo es posible que cada año haya sido evaluado de excelente y ahora se me separe y acuse?”, preguntó. Pérez explicó que en las últimas tres décadas, en las cuales siempre trabajó para la Universidad de La Habana, visitó al menos 50 planteles estudiantiles estadounidenses sin problemas.
“Yo sigo siendo un revolucionario y un nacionalista, y comparto muchas de las medidas que está tomando Raúl Castro”, señaló Pérez, quien sin embargo reconoció que desde algunos sectores del poder en la isla hay poca tolerancia hacia las críticas, aunque sean constructivas.
Cuando se le preguntó si su expulsión tenía que ver de manera directa con el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos o el actual momento de las reformas, Pérez dijo que no era “una operación articulada con otras en este momento. Es un proceso paulatino”.
Ningún funcionario cubano estuvo disponible para comentar sobre el caso.
Especializado en economías del desarrollo, Pérez, fue el primer experto de un centro oficial en publicar artículos en revistas no gubernamentales como Espacio Laical o Palabra Nueva de la Iglesia católica, luego de que en 2010 Castro lanzara un programa de reformas económicas que incluyó una flexibilización para permitir el trabajo independiente del Estado, una ley de inversión extranjera, la normalización del mercado de bienes raíces y la entrega de tierras en usufructos, entre otros cambios. El Centro de Estudios de la Economía Cubana es considerado uno de los creadores y promotores de este programa de actualización del modelo y el propio Pérez recibió a decenas de académicos de diferentes países, entre ellos a muchos estadounidenses, en viajes acordados oficialmente con la casa de altos estudios para explicarles el alcance de las reformas, que según Castro mantendrá la propiedad estatal como prioritaria.
El economista fue uno de los que asesoró al gobierno cubano en definir muchas de esas medidas aperturistas, pero también cuestionó públicamente que la velocidad de las reformas era demasiado lenta para las necesidades del país o que debía hacerse extensiva a otros sectores como los profesionales. Al parecer, los tropiezos comenzaron en 2013, cuando a Pérez fue removido de la dirección del centro del que ahora fue expulsado, para dejarlo solo como investigador pues defendió a colaboradores que querían publicar en medios no oficiales. También se le retiró la membrecía del Partido Comunista a mediados de ese año. No es la primera vez que reconocidos funcionarios o intelectuales reciben sanciones al ser críticos con el sistema en aspectos sensibles.
“Cada cierto tiempo hay este tipo de acciones”, comentó Pérez, quien consideró que lo que se busca con las sanciones o los llamados de atención por parte de las autoridades es lograr un efecto “ejemplarizante” en diferentes sectores intelectuales o académicos cuando estos hacen alguna crítica.
En 2010 se expulsó del Partido Comunista al politólogo Esteban Morales por denunciar la corrupción y reflexionar sobre los peligros de ésta para una sociedad, aunque dos años después fue readmitido. En 2013, el sociólogo Roberto Zurbano perdió su puesto directivo en la Casa de las Américas tras un sonado artículo en The New York Times sobre racismo en la isla. También en 2013 el músico Robertico Carcasses fue vetado temporalmente y no puede presentarse en las instituciones culturales luego de realizarle reproches al gobierno en un concierto. Más recientemente, a mediados de 2015, las autoridades terminaron el contrato al director teatral Juan Carlos Cremata y le cancelaron la puesta en escena de la obra “El rey se muere”, de Eugène Ionesco.
Durante el Congreso del Partido Comunista el fin de semana, Castro exhorto a los cubanos a no temer a la crítica sincera, pero en paralelo cargó las tintas contra lo que consideró una nueva estrategia de Estados Unidos para vencer a la isla. El canciller Bruno Rodríguez describió la visita de Obama como un “ataque a fondo a nuestra concepción, a nuestra historia, a nuestra cultura” y el mandatario Castro reiteró que Washington seguía siendo un enemigo del socialismo cubano que pretendía seducir a los emprendedores y los ciudadanos en la isla. El gobernante aseguró, en varias ocasiones, que las reformas serían económicas pero no políticas, a la par que reafirmó el modelo unipartidista de gobierno en la isla.
El economista cubano Pavel Vidal, quien trabajó con Pérez en el centro de estudios, antes de mudarse a la Pontificia UniversidadJaveriana, en Cali, Colombia, cree que lo sucedido con su colega demuestra que la Universidad llevó al “límite más extremo” las restricciones que tienen los investigadores “para desarrollar con normalidad la actividad académica”. Todo ello en medio de unas reformas urgidas “de nuevas ideas, de un debate honesto y abierto sobre el futuro del país”, agregó Vidal.
Para Armando Chaguaceda, un politólogo cubano residente en México e investigador de la Universidad de Guanajuato, Pérez es un experto “serio y valioso”. “Es una pésima señal para los economistas que afectará la propia capacidad del aparato (gubernamental cubano) de tener un feedback (retroalimentación) sobre la marcha de las reformas y su incidencia en la gente”, dijo a la AP, Chaguaceda, quien advirtió que una medida semejante, con un académico tan prestigioso y activo solo era posible en la isla si se tomaba desde el más alto nivel, algo que excedía al director del Centro firmante de la sanción.