CHETUMAL.- Con profunda fe y devoción, fieles católicos se reunieron para conmemorar la Dormición de la Virgen María y celebrar su Asunción al cielo en cuerpo y alma, uno de los dogmas más importantes de la Iglesia católica. Las actividades religiosas iniciaron desde la tarde del 14 de agosto, con el rezo de las oraciones más antiguas en honor a la Madre de Dios, marcando así el inicio de una vigilia llena de espiritualidad y recogimiento.
La jornada comenzó con la entonación de la liturgia dedicada a María, seguida de la misa de vísperas, en la que se recordó el tránsito de la Virgen por la muerte, también conocido como la Dormición. Durante la ceremonia, se llevó a cabo la tradicional bendición de las manzanas, frutos que fueron colocados en la urna que resguarda la imagen de la Virgen. Estas manzanas, según la tradición, simbolizan la pureza y el triunfo de María sobre el pecado original.
Cabe destacar que en la zona sur del estado de Quintana Roo, esta imagen de la Virgen en su tránsito por la muerte es única. Fue elaborada por un artesano veracruzano y llegó al estado en el año 2021, en medio de la pandemia, lo que le otorga un valor espiritual y simbólico especial para la comunidad creyente. Desde su llegada, esta imagen ha sido punto de encuentro para los fieles durante esta importante solemnidad mariana.
Durante la vigilia, los devotos entonaron las letanías marianas, creando un ambiente de oración continua que se extendió hasta altas horas de la noche. Hombres, mujeres, niños y adultos mayores participaron con fervor, agradeciendo favores recibidos y pidiendo la intercesión de la Virgen en sus vidas.
Este 15 de agosto, día en que la Iglesia celebra la Asunción de María, se espera una gran participación en la misa solemne. Al finalizar, se llevará a cabo la repartición de las manzanas previamente bendecidas, como símbolo del triunfo de la Virgen sobre el pecado de Eva y la muerte. Esta acción representa para los fieles una renovación espiritual y un recordatorio de la promesa de vida eterna.
La celebración mariana se ha convertido en un momento clave del calendario litúrgico para la comunidad católica de la región, reforzando la fe y manteniendo vivas las tradiciones religiosas que, año con año, convocan a cientos de creyentes.