Abrí el paquete, instalé el sensor en el aplicador, y a punto de aplicármelo en el brazo, la aguja puntiaguda que sobresale del aplicador me dio desconfianza. “¿Todo eso tiene que entrar en mi piel para que el sensor haga el trabajo de medir la glucosa?” “Quizás estoy haciendo algo mal“, pensé.
Pero no, las instrucciones eran claras, no había margen de maniobra. Esa aguja está ahí, sino para entrar por completo, con algún propósito. Eventualmente me enteré que la aguja no entra por completo en la piel, sino que ayuda a introducir un micro filamento de .5 milímetros por .4 milímetros, al estilo de los filamentos de la fibra óptica. Una vez instalado, el sensor del tamaño de una moneda de 10 pesos se queda pegado en la piel y el filamento vive por dos semanas en el espacio intersticial, el espacio entre las células a milímetros de la capa más superficial de la piel, midiendo de forma permanente y totalmente automática la glucosa en el cuerpo.
Se trata del sistema flash FreeStyle Libre de Abbott, y aunque no tengo diabetes, he vivido dos semanas con el sensor que mide glucosa y que sincroniza los datos vía NFC a un dispositivo FreeStyle, o bien, vía NFC al smartphone. Por 14 días he utilizado esta segunda vía, obteniendo mis niveles de glucosa directamente en la app del sensor y esta es mi experiencia con él.
Medir glucosa sin sangre de por medio es posible
En mi ignorancia, yo no sabía que el “monitoreo continuo de glucosa” era una cosa. Sucede que en la comunidad médica ha tenido una conversación larga y exhaustiva sobre la existencia de un método alternativo a pincharse el dedo para obtener sangre y medir la glucosa en la sangre.
El método más convencional para medir glucosa es el de tiras reactivas, que al comprarse se insertan en un glucómetro. En el kit se incluye una aguja para pincharse el dedo que, cuando comienza a sangrar, se junta con el borde de la tira reactiva. En cuestión de segundos el glucómetro muestra el nivel de glucosa sanguínea en la pantalla.
Desde luego el proceso puede ser laborioso, requiere práctica llevarlo a cabo sin fallas y no es conveniente para toda ocasión. Luego entonces, surgió una idea: ¿y si el principio del glucómetro pudiera replicarse, pero privilegiando un mecanismo mucho menos invasivo? Para ello se necesitaría que la medición de glucosa fuera lo más precisa en relación a la tradicional medición en sangre, sin que la muestra fuera necesariamente en sangre.
Y entonces llegaron las mediciones de glucosa en el “espacio intersticial”, una red de cavidades que está debajo de la piel y en donde la glucosa se hace presente después de hacerlo en la sangre. Hace ya más de 20 años las mediciones de glucosa en el espacio intersticial comenzaron a arrojar resultados y para 2014 la FDA ya había aprobado tres dispositivos en Estados Unidos para medir la glucosa en el espacio intersticial. Como consecuencia directa de ser un procedimiento menos invasivo, la medición en el intersticio se configuró como un mecanismo de monitoreo continuo de glucosa, lo que significa que un paciente permanentemente tiene una medición de glucosa.
La primera colocación
El paquete que incluye un sensor de FreStyle Libre incluye dos toallitas impregnadas con alcohol, un aplicador, el sensor y un instructivo. El instructivo es bastante a claro en cuanto a cómo unir el aplicador y el sensor y, tras desinfectar el área, colocar el sensor en la parte posterior del brazo, arriba del codo. Esa es la única área autorizada por Abbott para colocar el sensor.
La aplicación es rápida y, contrario a lo que yo pensé cuando vi al aguja, indolora. La aguja hipodérmica en realidad se queda en el aplicador. Un movimiento de presión rápido hacia la piel hará el trabajo para que el sensor se quede bien sujeto con ayuda de un fuerte adhesivo, y acto seguido el aplicador es retirado lentamente. Abbott recomienda que personas con mucho vello se rasuren el área para garantizar que el adhesivo será suficiente para los 14 días.
Una vez colocado el sensor se necesitará de una hora antes de poder hacer la primera lectura. En ese tiempo descargué la app de FreeStyle y cree mi cuenta. En realidad, durante toda esa hora el sensor está capacitado para tomar lecturas pero no lo hace dado que Abbott prevé que las mediciones estén alteradas debido a la muy reciente intromisión del filamento en la piel.
Una vez pasada la hora y con la cuenta creada en el smartphone con NFC encendido, la lectura se hace tan fácil como acercar el smartphone al sensor y, acto seguido, tres vibraciones rápidas indicarán que la información del sensor ha sido transferida. Si el smartphone está desbloqueado entonces se abrirá automáticamente la app de FreeStyle y se indicará el nivel actual de glucosa en el intersticio en miligramos por decilitro. Así de sencillo.
Mi estupefacción inicial por la sencillez del proceso provocó que durante las primeras 24 horas de usar el sensor hiciera decenas de mediciones. Con un proceso tan sencillo, es difícil creer que los glucómetros tengan mucho tiempo por delante, pensé. No obstante, conforme aprendí más del dispositivo, me di cuenta que todavía hay beneficios que un paciente de diabetes no podrá obtener del sensor y sí de los glucómetros.
El primero está relacionado con el tiempo de vida útil del sensor, pues este debe cambiarse cada dos semanas. La explicación está en la glucosa oxidasa, la enzima que utiliza el filamento para la medición de glucosa en el espacio intersticial. Al cabo de dos semanas, explica Abbott, la enzima se vuelve inestable y por tanto las mediciones inexactas. Una vez que se cumplan dos semanas desde la colocación del sensor, la misma app desde la que se hacen las lecturas ya no permite la sincronización de datos.
El otro elefante en la habitación es el precio. FreeStyle Libre tiene un precio que ronda en los 1,400 pesos en México, de manera que podríamos promediar un costo de 100 pesos diarios. Visto así, así que tiene todo el sentido que Abbott piense en el FreeStyle como un dispositivo para necesidades muy específicas, como aquellas de quienes tienen diabetes tipo 1 y tipo 2 y requieren de un monitoreo constante para detectar caídas de glucosa (hipoglucemia) y aumentos drásticos (hiperglucemia). Cualquiera de las dos es tan grave que puede dañar órganos irremediablemente.
En cuanto a comodidad, pocas desventajas he encontrado de usar el sensor. No hay impedimento para hacer ejercicio, bañarse, levantar peso, ni siquiera para nadar, siempre y cuando se haga de manera superficial puesto que Abbott indica en el instructivo que el sensor solo soporta que el usuario le use a no más de un metro de profundidad y por no más de 30 minutos consecutivos.
Quizás el matiz más importante está en una incomodidad que he sentido durante las horas posteriores a aplicar el sensor. Abbott no lo advierte, pero en mi experiencia sí me he encontrado con malestar en el brazo durante las siguientes seis a ocho horas luego de la colocación del sensor. Mi suposición es que se trató del filamento “acomodándose” dentro de la piel a raíz de movimientos como el de recostarme sobre el brazo derecho, donde lo tuve. Tras esas horas el malestar desapareció por completo, a tal grado que tres días después olvidé por completo que llevaba el sensor fue puesto.
En cuanto al usabilidad mi mayor problema fue que el sensor es lo suficientemente alto como para que una y otra vez lo atorara en mis playeras al quitármelas por la noche, lo que, investigando un poco, di con que es una queja constante entre usuarios del sensor. Abbott tiene ya una tercera generación del sensor FreeStyle Libre que al momento de hacer este texto se vende solo en Alemania y cuyo diseño ha sido modificado para ser más pequeño y menos alto, solucionando en parte el problema de cuidar en todo momento el sensor para poner o retirar ropa.
Eso sí, en ninguno de todos mis accidentes (que para el término de las dos semanas me ocurría casi diariamente producto de que olvidé que cargaba con un sensor) el dispositivo se movió o despegó parcialmente, de manera que estoy gratamente sorprendido por la solidez del adhesivo que utiliza el sensor.
Los datos de la app
El sensor FreeStyle Libre almacena los datos de glucosa por ocho horas, pero si no hay lectura con el smartphone en un intervalo de ese tiempo entonces información comenzará a perderse. Los datos que se sincronizan con la app siempre son los correspondientes a las últimas ocho horas.
Claro que ocho horas es un buen margen y es perfecto para tomar la medición de glucosa antes de dormir y al despertar, pero si por algún motivo el usuario duerme más de ocho un día, entonces inevitablemente tendrá pérdida de información.
Al acercar el smartphone con la app descargada y encendido el NFC, inmediatamente se abre la app con con la métrica estimada de glucosa:
Una de las grandes ventajas de usar un sistema de monitoreo continuo de glucosa es la gran cantidad de informes a las que uno tiene acceso. La app los divide en siete: patrones diarios, tiempo en el rango, eventos de glucosa baja, glucosa promedio, gráfico diario, A1c calculada y uso del sensor. Todos ellos pueden servir como indicadores a tomar en cuenta para el paciente, pero es de especial importancia el de “tiempo en rango” puesto que la comunidad médica ha encontrado en él una de las mayores ventajas de este tipo de mediciones en contraste con las mediciones esporádicas de glucosa en sangre.
Dado que con un sistema flash la medición es permanente (se hace cada minuto en el caso de FreeStyle Libre), ya es posible saber cuánto tiempo del día un paciente tuvo su glucosa en estándares normales, una métrica imposible de obtener con los tradicionales pinchazos para obtener sangre. El tiempo en rango incluso puede ser de ayuda para detectar complicaciones propias de la diabetes. Un artículo publicado en marzo de 2019 en la revista especializada Diabetes Care, asegura que hay una correlación entre tiempos en rango bajos con el desarrollo de retinopatía diabética, una complicación de la diabetes que afecta a los ojos.
La gran mayoría de los informes pueden generarse según la información recopilada en los últimos siete, 14, 30 y 90 días. Además, otros informes más técnicos se generan de manera automática en la plataforma de Abbott, LibreView, que se actualiza automáticamente con los datos que recaba la app y cuyos informes están siempre disponibles para el médico de cabecera.
A propósito de la gran cantidad de datos de los pacientes en la plataforma pregunté directamente a Abbott y la farmacéutica asegura que los datos no se relacionan con nombres en su base de datos, de manera que si bien tiene acceso a datos como glucosa promedio de un paciente, Abbott no tiene forma de asociar cada dato a un usuario en particular.
En cada medición de glucosa la app presenta una flecha a un costado de la cifra. La flecha indica tendencia, y según Abbott es suficiente para pronosticar qué pasará con la glucosa del paciente en los siguientes 30 minutos. Abbott explica que el algoritmo toma en consideración la velocidad de cambio de la glucosa (puesto que el sensor la mide cada minuto) y con ese dato el paciente puede anticipar bajas o altas de glucosa. Una flecha vertical hacia abajo implica una disminución de más de dos miligramos sobre minuto mientras que una flecha vertical implica lo inverso.
Los datos de glucosa directos a la nube
Hablemos de Libreview. Como parte del proceso de creación de cuenta, la misma app puede crear una cuenta en la plataforma. Al acceder al sitio libreview.com con las credenciales registradas se podrá acceder al historial de datos que ha arrojado el sensor y se han sincronizado con la app. El primer dato disponible es el de glucosa promedio y, en su caso, eventos de hipoglucemia o hiperglucemia. Durante los 14 días que use el sensor registré un evento de hipoglucemia.
El sitio tiene además otros resúmenes que serán de utilidad para el médico de cabecera. Se incluye un informe AGP (que es un informe estandarizado de glucosa), un resumen mensual, registro diario, patrones de hora comidas, resumen semanal, detalles del dispositivo y patrones diarios. Varios de ellos se llenarán de forma automática solo con utilizar el sensor, pero no es el caso de, por ejemplo, el informe de patrones hora comidas dado que para ese sería necesario que el usuario registre manualmente en la app cada comida que ha hecho con el sensor puesto. Si lo hace, el informe tendrá promedios de glucosa en los momentos previos y posteriores a las comidas.
Una experiencia no para todos
Con todo y los beneficios, el sensor FreeStyle Libre no está listo para ser el compañero ideal de todo aquel que necesite monitorear el tiempo con precisión todo el tiempo. La misma Abbott es clara en cuanto a que hay un retraso de minutos en cuanto a la glucosa en sangre respecto a la hallada en el espacio intersticial, el espacio donde opera el microfilamento del sensor. Para la mayoría de los usos el retraso no debería ser problema alguno, pero para las personas que experimentan caídas abruptas o escaladas agresivas de glucosa, la medición instantánea del sensor no les confirmará en tiempo real condiciones de hipoglucemia o hiperglucemia.
Abbott aclara que ante cualquier medición que no concuerde con los síntomas del paciente, la mejor opción es acudir directamente a una medición en sangre.
“Cuando los niveles de glucosa cambian rápidamente, los niveles de glucosa intersticial medidos por el sensor e informados como actuales pueden no reflejar los niveles de glucosa en sangre de manera exacta” se lee en el instructivo del sensor. Además, Abbott reconoce que en caso de cambios repentinos las lecturas del sensor pueden ser más altas que los niveles de glucosa, mientras que si los niveles suben rápidamente las lecturas pueden ser más bajas que los niveles de glucosa de sangre.
El sensor y su app también carecen de un sistema de alertas sobre caídas o escaladas de glucosa repentinas, debido a que la sincronización de datos se hace hasta que el usuario lea el NFC del sensor con su smartphone. Abbott sí tiene una nueva iteración del sensor que ya está conectado Bluetooth permanentemente al smartphone, pero no es el caso de la versión que yo he probado.
Debito a lo anterior, el caso ideal que Abbott plantea para personas con diabetes tipo 1 y tipo 2 es alternar entre mediciones. El sensor libera la carga de pincharse el dedo varias veces al día, pero en caso de emergencia el paciente sigue contando con su glucómetro por si experimenta síntomas que el sensor detectará con un retraso de minutos.
La opinión de Xataka México
FreeStyle Libre no es un dispositivo perfecto. Es lo suficientemente voluminoso para atorarse con él al ponerse o quitarse ropa, no tiene un sistema de alertas para baja o alta glucosa, ni tampoco sustituye por completo el uso de glucómetros y la necesidad de pincharse el dedo para corroborar glucosa en la sangre, sobre todo cuando el paciente tiene diabetes tipo 1 o 2 y experimenta súbitos síntomas que corresponderían a una hipoglucemia o a una hiperglucemia.
Aun así, los beneficios de FreeStyle Libre superan las desventajas, especialmente para quienes, como pacientes con algún tipo de diabetes, están habituados a pincharse el dedo tres o más veces al día. El consenso médico es que la glucosa medida en el intersticio tiene una correlación muy precisa con la glucosa en sangre, con el beneficio añadido de que su medición requiere de instrumentos mucho menos invasivos.
Mejor aún, hay estudios que sugieren que pacientes han visto reducidos sus niveles de glucosa solo por contar con un instrumento de monitoreo continuo de glucosa, producto de la mejora de sus hábitos al sentirse constantemente en supervisión.
Los instrumentos de medición continua de glucosa tienen trecho por avanzar. El FreeStyle Libre que he probado por ejemplo palidece ante la capacidad de su versión más reciente que con ayuda de Bluetooth actualiza constantemente los datos con la app de Abbott, sin necesidad de que el usuario haga las sincronizaciones de forma manual. Aunque la sincronización no se hace de forma automática, con dos semanas de usarlo se obtienen cientos de datos que pueden ser de especial utilidad cuando se trata de pacientes que cuentan con una condición diagnosticada y con un médico de cabecera lo suficientemente empapado con el monitoreo continuo de glucosa.
Porque sí, en efecto, la cantidad de datos que uno obtiene es deslumbrante, pero la gran mayoría de ellos tendrán más utilidad al ser interpretados por un profesional de la salud. Para los casos que así lo ameriten, no creo que pagar 100 pesos diarios por la funcionalidad del FreeStyle Libre sea excesivo, especialmente si se considera la labor extenuante a la que se han tenido que acostumbrar pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2 para conocer constantemente sus niveles de glucosa, ya no solo ante la presencia de síntomas de hiper o hipoglucemia, sino como indicativo para cualquier actividad.
Ahora solo falta que Abbott encuentre en México un mercado apto para comercializar las siguientes versiones del sensor, especialmente la última en la que cobra especial sentido la palabra “continuo” del término medidor continuo de glucosa, toda vez que a diferencia de este, el paciente podría olvidarse por completo de tener que hacer una medición con su celular cada ocho horas.
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La noticia FreeStyle Libre: viví dos semanas con un sensor dentro de la piel que mide glucosa y envía los datos al smartphone por NFC fue publicada originalmente en Xataka México por Oscar Steve .