CIUDAD DE MÉXICO, 3 de febrero.- Ningún argumento resultó válido. A pesar de las críticas, los cuestionamientos y los argumentos legales que investigadores y profesores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) esgrimieron para evitar la presentación del cantautor yucateco Armando Manzanero en la zona arqueológica de Chichén Itzá, hoy se llevará a cabo el concierto.
Desde ayer, los andamios que servirán para sostener la infraestructura logística y el escenario donde el autor de temas como Somos novios y Esta tarde vi llover ofrecerá su recital, comenzaron a ser instalados. Mientras tanto, hoy por la mañana los inconformes llevarán a cabo una jornada cultural afuera del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, en la que informarán sobre la ilegalidad del concierto.
De acuerdo con los investigadores, el concierto de Manzanero tiene fines comerciales y de lucro (los boletos se ofrecieron a través del sistema Ticketmaster a un precio que fue de 500 pesos a 14 mil pesos).
Además, sostienen, se trata de un acto privado que beneficia exclusivamente a una persona. En entrevista con Excélsior, la titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, aceptó que el compositor le llamó personalmente para solicitarle el espacio.
La funcionaria se encargó entonces de pedir al director general del INAH, Diego Prieto, que agilizara el permiso por parte del Consejo de Arqueología. Los trabajadores del INAH optaron entonces por la vía legal, interponiendo cuatro amparos y solicitando un comentario a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, instancia que se declaró incompetente para emitir un juicio al respecto.
A las protestas en la capital mexicana se agregarán las que se llevarán a cabo en Yucatán. Por lo pronto, en Antropología se llevará a cabo una jornada artística e informativa.
Para la realización del recital, el INAH aprobó la asistencia de cinco mil 200 personas y determinó una póliza de seguro por 40 millones de dólares (unos 754 millones de pesos) para llevar a cabo el “concierto privado”.
Otra condición puesta sobre la mesa fue que la altura del escenario que será instalado no podrá rebasar 13 metros de altura y que cualquier equipo e instalación deberá guardar una distancia mínima con respecto a cualquier monumento arqueológico mueble o inmueble. (FUENTE: El Excélsior