JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 08 de diciembre. – Hace dos años, la vida de Gustavo Montiel cambió de manera irreversible. Un conductor en estado de ebriedad impactó contra él, arrebatándole de un momento a otro su mayor ilusión: seguir conquistando escenarios con el vibrante ritmo del baile de jarana.
El accidente provocó la amputación de su pierna derecha, dejando en pausa un sueño que parecía imposible de recuperar ante la falta de recursos para acceder a una prótesis funcional.
Pese a la tragedia, Montiel decidió no rendirse. Hoy, a dos años del accidente, ha logrado regresar a los escenarios, resurgiendo —como él mismo describe— “como un fénix”.
Además de recuperar su pasión por la jarana, Gustavo ha transformado su experiencia en una herramienta para inspirar a jóvenes y adultos, impartiendo charlas motivacionales que destacan la resiliencia como guía de vida.
En un testimonio profundamente emotivo, compartió:
“Tenemos que afrontar y seguir con nuestra vida pese a los problemas y circunstancias. Hay demasiados jóvenes que necesitan inspiración, para que vean que no hay limitaciones; las limitaciones las tenemos en la mente y somos los únicos que decidimos hasta dónde vamos a llegar”.
A través de redes sociales, escuelas y auditorios, Montiel comparte su mensaje de perseverancia: no rendirse nunca, sin importar lo difícil del momento. Para él, el sonido de la jarana —en compases de 3/4 y 6/8— ha vuelto a sonar como símbolo de vida nueva.
Con cada paso, cada giro y cada presentación, Gustavo demuestra que la fuerza del espíritu puede imponerse sobre la adversidad. Su historia se ha convertido en un recordatorio de que los sueños pueden reconstruirse, incluso cuando la vida cambia de manera abrupta.