CIUDAD DE MÉXICO, 10 de diciembre.- Nadó 10 kilómetros en aguas abiertas, recorrió 421 kilómetros en bicicleta y corrió 84 kilómetros en tres días para convertirse, el pasado 27 de noviembre, en el primer mexicano en ganar el campeonato mundial Ultraman 2016 de Hawai. Con el título en mano, Iñaki de la Parra asegura sentirse en paz por haber alcanzado una meta por la que trabajó cinco años y, sobre todo, por demostrar que los límites que se imponen las personas son mentales, no físicos.
Después de graduarse como ingeniero químico y obtener una maestría en administración de empresas, Iñaki dio un giro a su vida para enfocarse en las carreras de resistencia. En 2012 ganó por primera vez un Ultraman al imponerse en el certamen de Gales, logro que alentó su pasión por este deporte y que lo motivó a buscar retos más complicados, entre ellos el título mundial de Hawai.
–¿Cómo te sientes después de conseguir esta hazaña?
–Es una sensación de paz, como de que puedes hacer las cosas que menos te imaginas en las peores circunstancias, que los límites te los pones tú. Yo me puse el límite del Ultraman, pero si quisiera hacer otras distancias también podría. Eso es padre, demostrar que tienes el control –dice De la Parra con gran efusión en entrevista con La Jornada.
Fueron muchos sacrificios económicos, familiares, físicos… todo eso que hice aquí está, y sí valió la pena. Sí lo logramos. Todo lo que trabajé desde 2011 está ahí, agrega el apodado The Bull.
Iñaki compitió en la isla de Hawai contra 30 participantes de élite, todos seleccionados por sus logros en otros certámenes. La prueba es una de las más complicadas entre las carreras de resistencia, no sólo por el trayecto de 515 kilómetros que la componen, sino también porque los atletas enfrentan las adversidades de 11 zonas climáticas, que van desde el húmedo tropical y el árido hasta el frío alpino.
Te puedes preparar como quieras, pero en la isla te tocan 11 climas; entonces es imposible que te prepares para lo que pueda pasar, porque puede pasar lo que sea, detalla en tono reflexivo.
Ahorita tengo los pies inflamadísimos y voy a tardar mucho más en recuperarme que en otras competencias, porque fue mucho más rápido de lo normal el tiempo que hice. Cualquier persona que quiere hacer algo diferente tiene que hacer algo distinto, menciona, para dejar en claro el empeño que se necesita para sobresalir.
Hace un par de años, De la Parra se sometió a pruebas de ADN que confirmaron mayor resistencia en sus músculos en comparación con el resto de la población. Una alteración genética que le beneficia para practicar deportes extremos. No obstante, varios de sus adversarios en el Ultraman tienen capacidad similar, por lo que no le proporciona una ventaja considerable.
Iñaki, de complexión fornida, tez clara y cabello oscuro, deja claro que la clave para enfrentar las carreras de resistencia es la adaptabilidad, y asegura que al igual que en la vida, lo importante es tener la capacidad de escuchar un poquito alrededor de ti; hacer cambio de planes y adaptarte a las circunstancias y seguir con los ojos puestos en la meta.
En 2015 participó por primera vez en el Mundial de Hawai; era la prueba para la que se había preparado desde 2010, cuando abrazó su pasión por los deportes de resistencia, pero debido a problemas de salud culminó en el lugar 13, ya que no pudo tener el desempeño que había planeado.
El año pasado enfermé tres meses antes de la competencia. Tuve problemas pulmonares, algún tipo de problema en el sistema inmunológico, recuerda.
Pese a que se encontraba con fiebre y su cuerpo pedía descanso, la tripulación que lo acompañó a bordo de un automóvil en el recorrido, lo animó para mantenerse en pie y completar la prueba.
Con un estado físico y mental al cien por ciento, regresó este año a Hawai para soprender. El mexicano se convirtió en campeón al terminar la prueba con un tiempo total de 22 horas 34 minutos 18 segundos.
Se mostró firme en toda la competencia en su intención por alcanzar el título. En el primer día, se colocó en el segundo puesto general luego de nadar 10 kilómetros y recorrer en bicicleta 145 kilómetros. Al día siguiente no bajó el ritmo y escaló al primer puesto después de pedalear 276 kilómetros, considerada como la etapa más complicada del certamen y que Iñaki terminó en 7 horas 20 minutos, casi media hora menos del tiempo promedio.
Para el tercer día sólo faltaba una prueba para concretar su objetivo: realizar un doble maratón. Sin embargo, los estragos por el esfuerzo comenzaban a presentarse. Al llegar al kilómetro 75, cuando faltaban 10 km para la meta, intentó aumentar la velocidad del paso pero el cuerpo dio muestras de agotamiento.
Comencé a tener un dolor tremendo, empecé a ver colores distintos, un poco de alucinaciones por el esfuerzo, veía mis manos y veía la mitad de color rosa y la mitad de azul, relata sin aflicción ya que de nueva cuenta su tripulación lo motivó para sobreponerse a ese mal momento y cerrar con fuerza la competencia.
Ellos me decían sólo es ver colores, dale duro y en ese momento sí comienzas a ponerte muy emocional porque estás muy cansado, pero te imaginas en la meta como campeón mundial, expresa con el mismo entusiasmo que lo invadió tras imponerse al resto de los competidores.
No es la primera vez que Iñaki atravesaba un momento en crisis. Cuando compitió en 2014 en el Ultraman de Florida estuvo cerca de no concluir la prueba luego que cayó de la bicicleta y sufrió una contusión cerebral. El dolor no le impidió seguir en la competencia, y contra los pronósticos consiguió el segundo lugar.
Se trata de salirte de tu zona de confort. De decir hasta dónde soy capaz de llegar, es distraer un poco la mente de la incomodidad o del dolor. Y escuchar al mismo tiempo a tu tripulación que te da indicaciones de que es momento de dar todo.
Y agrega que uno de los factores principales para haber ganado fue la estrategia, saber controlar las emociones que lo atacan en el momento de la competencia y evitar un desgaste de energía que podría necesitar para etapas complicadas de la carrera. Este es un deporte cien por ciento estratégico.
Detrás de los logros que ha alcanzado, Iñaki acepta que existe esfuerzo y en parte sacrificio, sobre todo en el ámbito familiar donde pasa poco tiempo con sus dos hijos.
Existe incomodidad dentro y fuera de la competencia, porque mucha gente ve el glamour de ser atleta profesional, pero no ven donde duermes o también desconocen los gastos que tienen.
Al ser deportista de alto rendimiento, The Bull dedica más de 30 horas a las semana de entrenamiento, no puede tener un trabajo fijo y aunque recibe apoyo de patrocinadores hace énfasis en que no es suficente para cubrir todos los pagos.
–¿A cuánto asciende el gasto para competir en un ultramaratón?
–Es complicado… sólo de la competencia, de ir a Hawai son como 300 o 400 mil pesos. Lo puedes hacer por menos, pero no se logran los mismos resultados.
Luego de haber sido el primer mexicano en imponerse en una de las pruebas de resistencia con más tradición, Iñaki prefiere no confirmar por el momento su participación para el siguiente año en la isla. El motivo se debe a que quiere dedicar tiempo para un nuevo objetivo: imponer el tiempo más rápido en la historia del Ultraman de Hawai, porque no sólo se trata de ganar. (FUENTE: Jornada)