Los problemas humanitarios en México y Centroamérica se encuentran entre lo estructural y lo urgente debido a la violencia persistente en la región, según el Balance Humanitario 2022-2023 del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) presentado en la Ciudad de México.
“La violencia es este problema que es complejo, es acumulado y es bastante profundo. No va solamente con las cosas que estamos viviendo, tiene efectos del pasado y efectos hacia el futuro”, dijo en conferencia de prensa Miguel Ramírez González, jefe de operaciones del CICR México.
El organismo humanitario explicó que el sufrimiento humano asociado con la violencia ha alcanzado magnitudes “profundas y dolorosas”, por lo que es urgente reconocerla, atenderla y prevenirla.
“El dolor de quienes buscan a un ser querido, de las personas que se ven obligadas a abandonar su hogar para salvar su vida y la de su familia, y de las comunidades que no tienen acceso a servicios esenciales es similar al que enfrentan personas en otras partes del mundo afectadas por conflictos armados”, aseguró Olivier Dubois, jefe de la delegación para México y América Central de este organismo.
El CICR aseguró que, de acuerdo con su informe regional, dicha violencia genera consecuencias humanitarias permanentes cuyas víctimas atiende como parte de un engranaje y ante la dificultad de atacar un problema que requiere soluciones de largo plazo.
Las poblaciones que sufren estas consecuencias son varias. Las primeras que destaca el documento son las personas migrantes y desplazadas, a quienes consideran “altamente vulnerables” por tener que enfrentarse a dejar sus países y redes de apoyo y están expuestas a ser víctimas de robos, accidentes e incluso desapariciones.
Ante esto, dijo, el CICR realiza acciones como dar información a migrantes, proporcionarles servicios básicos de salud, favorecer la comunicación con sus familias mediante programas o revisar que las instalaciones de las estancias migratorias cumplan con los estándares.
En segundo lugar, el organismo atiende a familiares de personas desaparecidas. Aunque corresponde a las autoridades tomar medidas necesarias para garantizar los derechos de las personas desaparecidas y de sus familias, además de “desarrollar políticas públicas que prevengan y atiendan la problemática”, el CICR aporta ayuda técnica, asesoramiento y recomendaciones.
También trabajan con las familias para atender sus necesidades y fortalecer el conocimiento de sus derechos.
En tercer lugar, consideran que las personas privadas de la libertad también pagan las graves consecuencias de la persistente violencia armada en la región.
En la región, la organización humanitaria trabaja para lograr que se respeten los derechos de las personas privadas de libertad, incluyendo el acceso a servicios básicos y al contacto con sus familiares, también trabaja con las autoridades en vislumbrar alternativas diferentes a la privación de la libertad y los regímenes restrictivos.
Por último, Dubois terminó la presentación recordando el carácter “neutral” del CICR.
“Este ejercicio (presentar un balance) no es tan fácil por nuestra modalidades. Somos un organismo humanitario neutral, no participamos en controversias públicas. También privilegiamos el dialogo confidencial con las autoridades a cargo, (…) pero al mismo tiempo tenemos voluntad de ser transparentes con lo que hacemos”, sentenció.
Con información de EFE
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