CANCÚN, Quintana Roo, 13 de mayo. – El Gobierno de Quintana Roo se encuentra en la etapa final de los estudios técnicos requeridos para obtener la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), paso indispensable para iniciar un ambicioso proyecto de restauración de 31 kilómetros de playas erosionadas en cuatro municipios costeros de la entidad.
Óscar Rébora, titular de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA), informó que los estudios solicitados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) se encuentran en su fase final, y se prevé que sean ingresados antes de concluir mayo o durante los primeros días de junio. De obtenerse la aprobación, los trabajos podrían comenzar después del periodo vacacional de verano.
“Estamos ya por entregar los estudios que nos pidió el gobierno federal, para ampliar el polígono actual y lograr la aprobación del programa”, explicó Rébora. Añadió que el plan no se limitará a la reposición de arena, sino que integrará soluciones sostenibles, como la restauración de ecosistemas dañados, incluyendo las dunas costeras y la vegetación nativa.
El programa contempla la recuperación de 12 kilómetros de playa en Cancún, 12 en Solidaridad, entre 2 y 3 en Cozumel y 6 en Puerto Morelos, zonas que han sufrido una pérdida significativa de línea costera debido a fenómenos naturales y desarrollos turísticos sin planificación ambiental.
Rébora destacó que el enfoque del proyecto será integral y sustentable. Entre las acciones propuestas se incluyen el uso de bancos de arena ya evaluados, la reconstrucción de dunas, la reforestación de vegetación costera y la rehabilitación de la barrera coralina. Esta última presenta un deterioro considerable: cerca del 60% del arrecife se encuentra en estado crítico debido a la acidificación del océano y el cambio climático.
En ese sentido, el funcionario reveló que se han analizado experiencias internacionales, como la participación del gobierno de Cuba, que ha compartido modelos de restauración ecosistémica, así como propuestas científicas de la Universidad de Arizona, la cual trabaja con corales modificados genéticamente para resistir altas temperaturas.
Aunque aún no se ha definido la empresa que llevará a cabo la obra, Rébora señaló que la ejecución será asignada mediante una licitación pública, con base en criterios técnicos y ambientales. “Todo el proceso se desarrolla con rigor científico y asesoría especializada. Es una prioridad para la administración estatal, no sólo por su impacto ambiental, sino por su relevancia para el turismo y la economía de Quintana Roo”, puntualizó.
El proyecto de recuperación de playas busca enfrentar de forma estructural uno de los desafíos ambientales más urgentes del Caribe mexicano, al tiempo que apunta a mejorar la resiliencia costera y fortalecer la competitividad del destino turístico.