JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 30 de octubre de 2025.- Lo que alguna vez fue un ideal de prosperidad se ha transformado en un camino de sacrificios y desengaños. Así lo viven cientos de migrantes originarios de José María Morelos, municipio con uno de los índices más altos de expulsión de mano de obra hacia Estados Unidos y Canadá.
Elías Cimé, un morelense que pasó seis años en el vecino país del norte, relató que la vida del migrante está marcada por el trabajo extenuante, la soledad y el riesgo constante. “No es fácil; algunos se accidentan y les cambia la vida. Otros ya no regresan”, dijo.
Durante las décadas de los 70 y 80, la migración hacia el norte se convirtió en una opción recurrente para los jóvenes del centro de la península. Algunos lograron mejorar la economía familiar, pero muchos otros quedaron atrapados en problemas como la drogadicción o el abandono familiar.
Hoy, el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos y la falta de oportunidades en México mantienen viva la paradoja del “sueño americano”. Cimé exhortó a los jóvenes a no idealizar la migración y a buscar alternativas en su lugar de origen. “Allá no todo es como lo pintan; el precio por estar lejos de la familia es demasiado alto”, concluyó.

Los comentarios están cerrados.