CIUDAD DE MÉXICO, 7 de marzo.- Mauricio Islas y Julián Gil están en faceta religiosa y dan vida a Juan Diego, el hombre que dicen vio a la Virgen de Guadalupe, y Santiago, uno de los 12 apóstoles de Jesús de Nazareth, respectivamente.
Los dos son protagonistas de igual número de filmes estadounidenses que se encuentran en etapa de posproducción, para su estreno en los siguientes meses.
Islas (El manantial) tiene la responsabilidad de mostrar a un Juan Diego en su vida marital, antes de ver a “La Morenita”.
“Cuando pasó eso, Juan Diego tenía como 50 años, no sé por qué la gente piensa que era más joven, y aquí es una historia que tiene antes de eso, es su trayecto hasta que ve a la Virgen”, cuenta Alan Coton, director del filme.
Con locaciones en la Ciudad de México y Texcoco, la cinta que toma su título del nombre del indio, también cuenta en su elenco con Ernesto Gómez Cruz y Salvador Zerboni.
“La Virgen es Marlene Favela (El señor de los cielos), aunque alguien diría que es de la lujuria”, bromea el realizador.
Antes de ella, Coton dirigió Santiago Apóstol, sobre la vida de uno de los doce discípulos de Jesucristo y quien murió a manos de Herodes de Agripa entre los años 41 y 44 de la actual Era.
A Gil, argentino protagonista del teledrama Hasta el fin del mundo, le toca representar la vida de este Santo, desde que conoce al llamado Mesías, hasta su asesinato.
“Es una biopic, se puede ver como una película histórica y también un poco mística; es una historia mucho más humana en ese sentido, donde se ven sus motivaciones y cómo fue transformarse en un santo”, indica Coton.
El mexicano Francisco de la O, la venezolana Scarlet Gruber (Tierra de reyes), la española Ana Obregón (Ellas y el sexo débil) integran el reparto.
La producción ya se está promocionando en España, ayudado de un tráiler, recuerda Coton.
El director (Nesio) no participa en la edición de ninguna de las dos películas, como sucede con las producciones en Estados Unidos, donde no existen los derechos de autor, sino el copyrigth.
Esto indica que la compañía contrata un editor y, por contrato, el cineasta no puede opinar sobre el filme, dado que éste pertenece al productor y a los demás no se les mide la creatividad puesta en él.
“Por eso está el director’s cut (corte del director) que sólo en Estados Unidos, es donde podría darse”.
FUENTE: EL UNIVERSAL
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