A diferencia de otros rituales ancestrales en los que los asistentes se golpean a puños, en el Atsatsilistli los participantes se dan con la cuarta o chirrión
Indígenas nahuas que habitan en la zona centro del estado de Guerrero, sur de México, ofrendan su sangre, obtenida a golpes de puños, a la tierra y al Dios Tláloc a cambio de la lluvia necesaria para alcanzar una buena cosecha.
Como parte del ritual Atsatsilistli (petición de lluvias), decenas de personas se dan cita cada 5 de mayo, como este viernes, en la plaza central de Zitlala, zona identificada como la Montaña baja de Guerrero, por su cercanía con esa región, y se pelean a golpes. El que resista más gana.
A diferencia de otros rituales ancestrales en los que los asistentes se golpean a puños, en el Atsatsilistli los participantes se dan con la cuarta o chirrión, una especie de látigo de cuerda trenzada que según explican es endurecida con mezcal.
Desde la víspera, el mezcal, una bebida destilada del maguey, fluye sin limitaciones al ser un ingrediente fundamental del ritual. También sirve como una especie de anestésico, para resistir los golpes.
En cada barrio el ambiente es de fiesta mientras se afinan detalles; el ritual comienza en sí desde que las personas que participarán se visten en sus casas, o en la casa de reunión.
El ambiente es inundado por música de viento, cohetones y la comida que es cocinada en grandes cantidades. Luego, los tigres de cada barrio bajan en grupos hasta el exterior del municipio, lugar donde se llevan a cabo las refriegas.
El ritual transcurre dentro de una especie de jaula para evitar que las aglomeraciones perturben los encuentros; la tradición fue modificada en 2017 por la inseguridad que permeó la región.
“Me gustan los golpes y me gusta participar en la petición de lluvia para que nos vaya bien la cosecha”, dijo a EFE Pablo Hernández, un convencido y sonriente participante, quien en su rostro reflejaba lo duro de la batalla.
Este año se percibió más asistencia de personas quienes emocionadas acudieron a presenciar las peleas, tanto locales como visitantes, lo que reactivó la economía del lugar.
Para los habitantes del municipio de Zitlala ser partícipe del ritual es muy especial. Además, durante la pelea es necesario tener un buen rendimiento físico, ya que el combate tiene una duración de entre 5 y 15 minutos.
A principios de mayo comienzan los rituales ancestrales de petición de lluvia en la región; en las mismas fechas también se lleva a cabo un ritual similar, aunque los guerreros jaguar combaten a puños.
Para esa tradición los pobladores y participantes suben a lo más alto del cerro de El Cruzco de el poblado de Acatlán, municipio de Chilapa, en donde se llevan a cabo distintos rituales.
Con información de EFE