Carlos Joaquín advierte que aplicará auditorías a la gestión de Borge

CHETUMAL, Quintana Roo, 7 de Junio de 2016.- El próximo gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, aseguró que aplicará auditorías directas a la gestión del actual mandatario, Roberto Borge, y anteriores, hasta esclarecer el origen de la deuda pública de la entidad: más de 22 mil millones de pesos, la mayor del país per cápita. Apenas se confirmó su holgada victoria (10 puntos sobre Mauricio Góngora, candidato de la alianza PRI-Verde-Nueva Alianza), se mostró doblemente mesurado en sus declaraciones. Ya no es el candidato opositor en campaña, sino el virtual gobernador, ciudadano, serio y responsable. Así se proyectó desde ayer, en el tono de negociador y constructor de consensos.

Ya no amenazó explícitamente con cárcel a quienes han robado a la entidad, como lo dijo el martes pasado, pero sí insistió en que revisará las cuentas de la administración local y combatirá la corrupción y la impunidad. La primera tarea es indagar el origen de la deuda y cotejar con las obras de la entidad, es decir, adónde fueron a parar tantos millones de pesos. Fue cuidadoso en no repetir la palabra cárcel, pero usó el consabido aplicar la ley hasta donde tope y caiga quien caiga. Esa fue su bandera de campaña: un cambio para limpiar Quintana Roo, el estado de 1.4 millones de habitantes que aporta 40 por ciento de las divisas que ingresan al país por turismo; zona de alto crecimiento, pero que también es muestra de la grave desigualdad económica.

Joaquín González es medio hermano del secretario de Energía; participó en el equipo de transición del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y, en el primer tramo del sexenio, fue subsecretario de Turismo. Apenas en febrero pasado renunció al PRI, partido en el que militó 17 años. De inmediato negoció con el PAN y el PRD un acuerdo para dar oxígeno a los involucrados en esta alianza opositora. Afirma, entonces, que nunca se le ha dificultado llevarse bien con pintos y colorados de la política, y se muestra seguro de tener una buena relación con todos, en los tres niveles de gobierno, en especial con el jefe del Ejecutivo federal, con quien le une el afecto, comenta. Asimismo, con la pluralidad en ayuntamientos y en el Congreso local.

“Convocaré a todos a que hagamos un equipo de gobierno que funcione en favor de los ciudadanos. Por mi parte habrá diálogo y apertura (…) tengo el gusto de conocer a la mayoría de los funcionarios que hoy están en el gobierno federal; conocí a muchos en la Cámara de Diputados y sé que podemos establecer puentes de diálogo para trabajar coordinadamente. El trabajo político que yo hice (en la campaña) no tiene por qué ser hoy un obstáculo para esa relación en un estado que le permite al país tener una gran cantidad de divisas internacionales por turismo y representa un sector económico muy fuerte, subrayó. Igualmente, confía en una relación afable con sus ex compañeros de partido, pese a que salió de ahí por encontrar obstáculos y bloqueos.

A Joaquín González le tocará construir un gobierno de transición, así lo admite, pero desde ahora prefiere adherirse al concepto de administración ciudadana, de cambio, donde entren los más preparados y no se convierta en reparto de cuotas entre partidos. Mantendré el respaldo y respeto de ellos durante mi gobierno, pero al mismo tiempo mantendré un gobierno de tipo ciudadano. Su triunfo se debe, dijo, a un repudio al gobierno priísta actual, pero también a la propuesta de administración ciudadana. Como primer punto promete abrir canales de contraloría y denuncia anónima ciudadana. Apuesta, en síntesis, por un gobierno distinto al de Borge, a quien critica por sus métodos de autoritarismo, de control, de poca libertad de expresión, de corrupción e impunidad.(FUENTE: La Jornada)

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