CMIC al frente de un bucanero vengativo; calumnia al sector de la construcción de Quintana Roo
PLAYA DEL CARMEN, Quintana Roo, 05 de septiembre.- Tal parece que las elecciones para la renovación de la dirigencia estatal de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), no han terminado para Diego Cortés Arzola.
Las elecciones fueron en febrero pasado y, lo extraño es que, pese a que Cortés Arzola se llevó el triunfo por dos votos más que obtuvo contra su rival, Manuel Moguel, mantiene una campaña de desprestigio que si no ética, ni válida en un proceso electoral, menos lo es ahora, cuando lo que debe reinar en un gremio como éste, es la unidad.
Vaya, parece que hasta la victoria le supo amarga al actual dirigente, que mediante redes sociales acusa a un grupo de afiliados de haber tenido una reunión con el Director del IFEQROO, Abraham Rodríguez Herrera, con el objetivo de favorecerlos con diversas obras públicas.
Lo sabemos, en México cualquiera puede acusar, pero para eso se necesitan pruebas que, en el caso particular, no presentaron los de “Construyendo Quintana Roo”.
Hoy Manuel Moguel, sale a defenderse, pero más que defenderse, a aclarar primero que la fecha en la que lo señalan de haber estado en tal reunión, él se encontraba en Cancún y en Playa del Carmen atendiendo otros asuntos. Y para ello, testigos y pruebas sobraron. Y, sobre tales obras asignadas, fue contundente al decir que desde agosto del 2019, de las 16 licitaciones públicas en las que participó, ninguna se le ha adjudicada.
De todo esto, lo que se infiere es que Diego Cortés trata de desviar la atención a lo que en realidad está ocurriendo al interior de la CMIC Quintana Roo: la creación de un “Frente Común” que ni siquiera fue presentado a los más de 200 integrantes de la Cámara para su aprobación, como marcan los estatutos.
Se tuvo que invitar a los agremiados, para hacerles de su conocimiento esta pretensión y luego, invitar a quien quisiera adherirse a dicho Frente. Esto no fue así y es lo que a Cortés Arzola, hoy le reclaman otros.
Y no sólo esto, pues hay que recordar el dicho de que el león piensa que todos son de su condición y en este entendido, al dirigente de la CMIC se le hace fácil acusar a otros de lo que él sí está haciendo: favorecer trabajos a unos cuantos.
El escándalo relució esta semana, cuando se ventiló que en lugar de apoyar a los agremiados y empresarios quintanarroenses, se alió con una empresa campechana y un sindicato local de volqueteros.
Por años, la CMIC y todos los que la integran han pedido a las autoridades de los tres niveles de gobierno favorecer a las empresas locales al momento de asignar las obras públicas. Por ello, resulta contrastante que ahora el nuevo dirigente se incline por alguien foráneo.
Queda claro que esto no va a terminar aquí y seguramente, Manuel Moguel actuará por vías legales para que no se manche su imagen pública con estas acusaciones; y por el otro lado, a Diego Cortés se le tendrá que iniciar un proceso por parte del Comité de Ética de la CMIC porque, en mi humilde opinión, si quería beneficiar a los campechanos, pues se hubiera postulado a dirigir la CMIC de ese estado vecino, así de fácil.
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