BOGOTÁ, Colombia, 16 de agosto.- Colombia dio por terminado, de manera definitiva, medio siglo de conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que fue el mayor grupo guerrillero del continente. Los rebeldes concluyeron este martes su desarme y ahora pasarán a ser un partido de izquierda.
Con esta dejación de armas el conflicto realmente termina y comienza una nueva fase en la vida de nuestra nación, declaró el presidente Juan Manuel Santos. El mandatario y varios jefes del hasta hoy movimiento guerrillero asistieron a la salida del último cargamento con armas entregadas a una misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para su fundición.
El emotivo acto se llevó a cabo en Pondores, en la Costa Caribe, una de las 26 zonas donde se concentraron desde diciembre los rebeldes para el desarme, tras firmar la paz en noviembre.
Santos, quien asistió en mangas de camisa y con sombrero, puso candado al contenedor con los últimos fusiles que recibió la misión de la ONU. Fue el gesto con el que selló la prolongada lucha que dejó casi 7.5 millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
Jean Arnauld, jefe de la misión de la ONU en Colombia, presente en el acto, destacó el proceso exhaustivo de desarme. Los observadores internacionales recibieron 8 mil 111 armas de manos de casi 7 mil combatientes, y ya incineraron más de un millón de cartuchos, de acuerdo con Arnauld.
Además, han ubicado 510 de los 873 escondites con armamento que tenían las FARC, donde han recolectado 795 armas, 22 toneladas de explosivos, 3 mil 957 granadas y mil 846 minas antipersonales.
Hoy, en efecto, desaparecen oficialmente las FARC como grupo armado; ahora son ciudadanos colombianos sin armas… Seguirán haciendo proselitismo político, pero sin violencia, destacó Santos.
Iván Márquez, uno de los líderes del ya desaparecido movimiento armado, ratificó que en adelante las FARC se dedicarán a la lucha política legal.
Dentro de poco estaremos realizando el congreso fundacional del nuevo partido político, que seguramente se llamará Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia, anticipó.
El lanzamiento está previsto para el primero de septiembre en Bogotá, en el que los delegados deberán formalizar el nombre de la nueva agrupación política.
No queremos romper con nuestro pasado. Hemos sido y seguiremos siendo una organización revolucionaria, señaló Márquez.
El grupo que fracasó en su intento de tomar el poder durante medio siglo inicia así una nueva etapa después de negociar y sellar la paz al cabo de cuatro años de negociaciones en Cuba.
Sin embargo, con el adiós a las armas de las FARC no termina el conflicto en Colombia. Aún quedan activos unos 450 disidentes de ese grupo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) –grupo guerrillero más pequeño con el que se intenta sellar la paz– y bandas dedicadas al narcotráfico de origen paramilitar.
Por lo pronto, los ex combatientes comenzarán su vida civil en las 26 zonas de desarme, que pasarán a ser conocidas como espacios territoriales de capacitación y reincorporación y estarán bajo vigilancia de las fuerzas armadas.
Nuestra apuesta es que la inmensa mayoría, a partir de que logremos generar proyectos colectivos económicos, permanezca en esas zonas e incluso lleguen familias a vivir ahí, dijo recientemente Carlos Antonio Lozada, otro dirigente de las FARC.
La organización entregó también el listado definitivo de bienes para reparar a las víctimas, y salieron de las áreas los niños combatientes que aún quedaban bajo protección de los guerrilleros. Hasta el momento el Estado ha recibido a 88 menores.
Sin embargo, la nueva etapa enfrenta múltiples desafíos que van desde la seguridad física de los ex combatientes hasta el lento proceso de amnistía para centenares de presos. En Pondores, Márquez denunció que en los últimos dos días fueron asesinados dos miembros de la ex guerrilla; varios líderes comunitarios han sido ultimados en los últimos meses. La Fundación Paz y Reconciliación, que da seguimiento al pacto de paz, calcula que siete rebeldes murieron durante el proceso de desarme.
Luego viene la seguridad económica, que es donde tenemos mayores problemas hoy día; los guerrilleros no saben qué va a pasar pasado mañana con ellos, declaró Ariel Ávila, director de la fundación, a la agencia Afp.
Una vez terminada su historia militar, las FARC se aprestan a hacer política y a enfrentar la justicia.
Los rebeldes y agentes del Estado se someterán a una jurisdicción especial de paz que prevé sanciones alternativas a la cárcel para quienes confiesen crímenes, reparen el daño a las víctimas y se comprometan a nunca más ejercer la violencia. (FUENTE: Jornada)
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