JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 22 de octubre. – Con el paso de los años, las costumbres y tradiciones del pueblo maya se han ido diluyendo, en gran parte debido al desapego de las nuevas generaciones hacia sus raíces y las personas que las rodean. Así lo consideró don Alberto Kú, un anciano originario de la comunidad de Kankabchén, quien lamentó que la celebración del Janal Pixán —la tradicional ofrenda a los fieles difuntos— se practique hoy con menor fervor que hace dos décadas.
Para el entrevistado, este cambio es el reflejo de un fenómeno cultural que comenzó hace tiempo, cuando las familias dejaron de rendir homenaje constante a sus muertos. “Muchos solo recuerdan a sus difuntos un día al año; el resto del tiempo los olvidan”, expresó con pesar.
Don Alberto explicó que la pérdida de esta y otras tradiciones se debe, en parte, a la falta de transmisión generacional, pues las costumbres ya no se enseñan con la misma devoción que antes. Sin embargo, también reconoció la influencia de nuevas corrientes religiosas que han llevado a algunas familias a abandonar estas prácticas ancestrales.
“Mantener viva la celebración del Janal Pixán no es solo conservar una hermosa tradición que nos da identidad como mexicanos”, afirmó. “Es un acto de amor y respeto hacia nuestros padres y abuelos, una manera de mantenerlos presentes todo el año y no solo en las fechas marcadas por el calendario”.
En Kankabchén, aún se erigen altares con comida tradicional, velas y flores para recibir las almas de los difuntos, como testimonio de un legado que resiste al olvido y reafirma la identidad cultural de la región.

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