El oficio del “pesetero”: la fotografía que resiste a desaparecer

JOSÉ MARÍA MORELOS, Quintana Roo, 01 de septiembre. – Conocidos popularmente como “peseteros”, los fotógrafos que acuden a eventos religiosos, sociales o políticos sin contrato previo, buscando clientes espontáneos, representan un oficio que poco a poco se encuentra en riesgo de desaparecer ante la modernidad y el auge de los teléfonos inteligentes.

Jorge Cob Cab, habitante de San Diego, encontró en la fotografía un camino casi por casualidad. Todo comenzó cuando una convocatoria de concurso despertó su interés y decidió comprar una pequeña cámara “110” para probar suerte.

“Yo digo, yo también puedo tomar fotografías… entonces, fui y compré una cámara chiquitita”, recuerda.

Tiempo después, mientras residía en Cancún por motivos de trabajo, se dio cuenta de que aquella afición podía ser también un negocio.

“Me conocieron y me decían: ¿tú tomas fotos?… Pues yo les decía, yo vendo las fotos también. Antiguamente costaban a peso, yo las vendía a cinco o seis pesos”, relata con nostalgia.

Al inicio, Jorge enfrentó el rechazo por la calidad de sus imágenes, pero en lugar de desistir decidió capacitarse con cursos de fotografía para perfeccionar su oficio. Su carrera lo llevó de Cancún a José María Morelos, donde consolidó su identidad como pesetero.

El avance tecnológico ha hecho que muchos de sus compañeros abandonen la “peseteada” para limitarse a cubrir eventos por contrato. Sin embargo, Jorge asegura que aún encuentra clientela y que la confianza ganada con los años lo mantiene vigente.

“Desde que empezó a haber celulares con cámara… yo no lo veo como competencia. La gente ya me conoce, sigo teniendo clientes, me hablan, me buscan, y ahí estamos”, afirma.

Aunque la inmediatez de las cámaras digitales en los teléfonos ha transformado la manera de captar recuerdos, Jorge simboliza la resistencia de un oficio que sobrevive gracias al esfuerzo, la cercanía con la gente y la pasión por inmortalizar instantes únicos.