MADRID, España, 3 de abril.- Subido a los lomos de su estrella, Cristiano Ronaldo, genuino en Turín con un gol de tijera de época, el Real Madrid goleó a una combativa Juventus y sentenció la clasificación a las semifinales de Champions League por octavo año consecutivo. Peleó y lo intento el equipo de Allegri, una sombra de lo que fue en el pasado, especialmente en plano defensivo, pero CR en el estado actual es demasiado para cualquiera. Lo avisó Modric y lo comprobó la hinchada italiana, que ovacionó al delantero portugués después firmar el gol que siempre soñó y tanto buscó: una chilena. A partir de ahí, ni rastro de la Vecchia Signora, que además se quedó con diez minutos después del segundo golpetazo de Cristiano por doble amarilla de Dybala.
Antes, mucho antes, se presentó Cristiano en Turín. Al luso, que llegaba a la cita con 12 goles en su mochila europea, le bastaron tres minutos para anestesiar el Juventus Stadium y mandar al traste el guion establecido para la eliminatoria. Una buena combinación entre Marcelo e Isco en la banda izquierda terminó con un centro raso al área del malagueño y ahí apareció él. Olió sangre, gol, y estiró su pierna derecha para meter el exterior de la pierna derecha y cruzar el balón, no se sabe muy bien cómo, a la escuadra de Buffon, petrificado ante el remate del siete.
Ni el tempranero mazazo ni el recuerdo de Cardiff arrugaron a una Juventus que estiró sus líneas y empezó a producir por medio de una bala, Douglas Costa, y un virguero, Dybala. Betancur, un joven uruguayo de interesante proyección, buscaba poner criterio. No parecía cómodo el Madrid, con Modric y Kroos excesivamente abiertos, muy separados, y Casemiro más errático de la cuenta en la salida. Le costaba jugar al equipo de Zidane, incapaz además de paralizar la reacción de los italianos. Se plantaba muy fácil en zona de peligro el equipo de Allegri, que rondó el empate alguna vez que otra. En la más clara, Keylor Navas hizo méritos para continuar reaccionado a la perfección a un remate a bocajarro de Higuaín.
No se le olvidó generar al Madrid, que antes del descanso tuvo el segundo en un latigazo de Kroos que terminó en el larguero. Necesitaba la pausa como el comer el Madrid, supero especialmente en el tramo final del primer acto. El segundo empezó de la misma manera, con la Juventus empujando y el Madrid buscando calmar las aguas. Pero al igual que en el inicio, el primer golpe lo tuvo CR. El luso se encontró en el área con el balón tras una buena jugada de Benzema, pero la cruzó demasiado.
El fallo precedió a la obra de arte. Se sobrepasaba la hora de partido cuando Cristiano se elevó al cielo de Turín para firmar el gol que llevaba buscando durante toda su carrera: la chilena. Y por fin, tras un largo número de intentos, lo encontró. Conectó a la perfección un centro de Carvajal y cruzó el balón ante el asombro de Buffon y la zaga de la Juventus y la admiración de la hinchada, que correspondió el genuino tanto con aplausos. Y hasta ahí la Juve, que instantes después vio todo perdido con la expulsión por doble amarilla de Dybala. Marcelo, con otro gol de quilates, tuvo tiempo para redondear otra noche de gloria europea del Madrid y, como no de Cristiano. Las semifinales, en la mano.
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