BILBAO, España, 7 de abril.-Si el partido hubiera sido una novela habría costado llegar al final por las continuas faltas de ortografía. El guión tampoco era un prodigio de imaginación: mucha conversación entre ruidos, mucha densidad, típico partido entre quienes disputan cada centímetro de césped como si no hubiera hierba en los almacenes, como si nadasen en un mar de detergente Eso que se llama un partido tenso porque es difícil llamarlo de cualquier otra manera, donde es difícil dar tres toques salvo donde el balón no duele. Athletic y Sevilla se parecen tanto que a veces se confunden y en una eliminatoria donde los goles valen más de lo que pesan el miedo a encajarlos prevalece frente a la fortuna de conseguirlos, aprovechar con inteligencia un balón templadito de Muniain para alojarlo en la red, robándole la cartera a su defensor. Y vio el Athletic el cofre lleno, porque un 1-0 en este tipo de competiciones y entre rivales tan parejos es un tesoro incalculable. Y por eso sonrió el Sevilla cuando Muniain se equivocó como un colegial al tratar de ceder de cabeza a su portero y dejar el balón en los pies de Banega para que después Kolo lo transportara casi a puerta vacía. De lo primero se sobrepuso el Sevilla. Lo segundo nunca lo superó el Athletic, ni Muniain, que se fue al banquillo a purgar su error con agua nada bendita. Nada, o muy poco había sucedido en la primera mitad, más que ver a los esforzados futbolistas intentando encontrar un centímetro donde moverse sin sentir el sobaco del rival en las narices. Ni se encontraba Beñat, ni se encontraba Banega. Correr, corrían todos, porque no quedaba otra. Y sí, había disparado Banega al poste, así de esa manera, y lo mismo había hecho Etxeita tras un centro de Beñat, de la misma manera. Sí, pasaban cosas, pero no justificaban la trama de un partido, de una novela enrevesada. Y de pronto llego el gol de Aduriz cuando el Sevilla más padecía con la lectura del juego, quebrado en la banda por la tempranísima lesión de Trémoulinas, y sometido a la mayor intensidad del Athletic, más voluptuoso que práctico. El gol podía matarle. Pero llegó Muniain y pidió el perdón de los pecados con una acción irreverente en una catedral. Y tras el gol fue otro Sevilla. Y fue otro Athletic. Y llegó el gol de Iborra en una acción inteligente de Gameiro que Iborra empujó con el segundo taco de su bota para sentenciar el encuentro y quizás la eliminatoria. En realidad, el Athletic ya estaba muerto. Iborra le dio el tiro de gracia para ahorrarle sufrimientos. Ni más ni menos. Demasiados goles, quizás, para tan poco juego. Demasiada fortuna para tanto infortunio. Demasiadas faltas de ortografía para una novela tan previsible. ¿Premio o castigo? Quién lo sabe…
EMERY: “LA ELIMINATORIA SIGUE AL 50%”
R. P. Unai Emery, entrenador del Sevilla, estaba muy satisfecho después del triunfo de su equipo en San Mamés ante el Athletic. “Planteamos los 90 minutos sabiendo que es una eliminatoria muy igualada. Partido muy disputado, que se ha definido por detalles. Satisfacción moderada porque quedan 90 minutos y serán complicados”, indicó el entrenador del Sevilla. “La eliminatoria está al 50%. El Athletic puede remontar, así que le respeto muchísimo. Hay que seguir compitiendo porque la eliminatoria sigue al 50%. Son partidos muy trascendentales”, aclaró el técnico del Sevilla, quien se refirió a la ausencia de Banega. “Cuando llegas a estos niveles de competición es normal que lleguen sancionados o lesionados, como ha ocurrido con Banega. Tendremos otras opciones”. “El partido se ha dirimido por detalles y los hemos tenido a favor”, aclaró Emery. “Nos levantaremos e iremos a por el pase en Sevilla”, indicó, por su parte, Ernesto Valverde. “Ellos son los campeones y nos han sorprendido cuando mejor estábamos. Su primer gol nos hizo daño, pero luego nos sorprendieron en algo que estábamos controlando, un contragolpe. Conocíamos el peligro de Gameiro al contragolpe”, finalizó el técnico del Athletic.(FUENTE: El país)
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