PLAYA DEL CARMEN.- Ser mesero en la zona turística de Playa del Carmen ya no significa ingresos asegurados ni estabilidad laboral. Medidas como el descuento conocido como “La Tira”, la casi nula generosidad del turismo extranjero y una prolongada temporada baja han mermado como nunca los ingresos de estos trabajadores. “A veces son 100 varos, a veces nada”, cuentan resignados.
Cuatro meseros relatan entre bromas y gestos de tristeza lo que definen como su lucha diaria para “no morir económicamente en el intento”. Señalan que desde julio comenzaron a otorgarse “días solidarios” en varios restaurantes ante la baja ocupación hotelera que ya supera los dos meses. Evitan hablar de inseguridad, pero insisten en que “ese es otro cuento”.
Explican que “La Tira” es el porcentaje de la propina que se destina al personal de cocina y caja, que oscila entre el 6.5% y el 18%. En los restaurantes más costosos, los meseros reciben menos, ya que se reparte más hacia otras áreas. “Todavía la mayoría de los clientes creen que la propina es para nosotros. Falso. Y nos prohíben decirle eso a los comensales”, lamentan.
Lejos quedaron los tiempos en que un turno podía dejar hasta 4 mil pesos. Hoy, incluso hay negocios que ya no proporcionan alimentos ni bebidas a su personal, o bien los cobran. En el mejor de los casos, los meseros reciben una ración de arroz con frijoles y, con suerte, algo de carne.
Ante la crisis, recomiendan a sus colegas buscar restaurantes con clientela nacional, exigir contratos tras el periodo de prueba y solicitar pagos quincenales. “A veces no pagan a tiempo porque depende de los ingresos que tuvo el negocio los días 14 y 29”, reconocen.
Uno de ellos recuerda una anécdota que refleja el ambiente laboral: “Un cliente pidió una bebida y el gerente le dijo un precio menor. Cuando le llevé la cuenta, me reclamó. Le mostré la carta con el costo real, pero el gerente llegó, sacó un billete de 20 pesos, se lo aventó al cliente y le dijo que se fuera. Así las cosas”.
Entre risas forzadas y la incertidumbre económica, los meseros de Playa del Carmen enfrentan una realidad en la que las propinas dejaron de ser un alivio y se han convertido en un reflejo más de la crisis en la industria turística local.






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