CIUDAD DE MÉXICO, 7 de marzo.-Tras el anuncio de los resultados de la evaluación magisterial, la población aprueba las medidas para estimular a los maestros que obtuvieron notas buenas o sobresalientes y para mejorar la preparación de quienes tuvieron calificaciones insuficientes. Se concuerda con despedir a quienes no quisieron presentar el examen, según se observa en la última encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior a población general y padres de familia.
La mayoría de la población con teléfono fijo en su hogar sabe que se dieron a conocer los resultados del proceso de evaluación magisterial de educación básica de las escuelas públicas. Dos tercios están enterados. Alrededor de la mitad, tanto de los mexicanos, en general, como de los padres de familia, en lo particular, piensa que a los profesores les fue mal en los exámenes. Sobre las consecuencias de las notas que obtuvieron los maestros, se tiende a contar con información sobre lo que va a suceder. En efecto, espontáneamente se afirma que quienes reprobaron tendrán que asistir a capacitaciones y volver a presentar la evaluación. Para quienes aprobaron, se piensa que van a tener mejora económica o conservar el empleo.
Al informar las consecuencias que tendrán para los maestros sus resultados en la evaluación, existe una aprobación casi unánime a las acciones que tomarán las autoridades educativas. Nueve de cada diez mexicanos respaldan que a los más sobresalientes se les dé un aumento salarial, que a los que tuvieron buena nota se les dé oportunidad de más horas de clase para mejorar su ingreso, que a quienes sólo alcanzaron calificación suficiente se les otorgue permanencia en su plaza por cuatro años y que a quienes reprobaron se les dé capacitación y se les convoque nuevamente a examen.
Se conoce también que se va a despedir a quienes no se presentaron a la evaluación, sanción con la que la población está ampliamente de acuerdo (siete de cada diez la apoyan). No obstante, no gusta que se les cese sin liquidación alguna. Asimismo, las opiniones tienden a dividirse sobre la posibilidad de darles otra oportunidad.
La obligatoriedad de la evaluación magisterial genera esperanza de avance en la educación que se imparte. 38% de la población nacional cree que con esta medida mejorará mucho la calidad educativa y otro 30% piensa que mejorará algo. Este escenario de opiniones se repite entre los padres de familia.
Con el paso del tiempo se extiende lentamente la creencia de que pronto se verán los resultados de la Reforma Educativa (32%, diez puntos más que en mayo de 2014). La mitad estima que los cambios en la educación básica son difíciles y tomarán mucho tiempo en reflejarse en mejor calidad. En cualquier caso, constituyen una franca minoría quienes piensan que con la reforma no se cambiará nada (15%).
FUENTE: EL EXCELSIOR
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