CIUDAD DE MÉXICO, 24 de Mayo de 2016.- Vicente Fox, el ex presidente mexicano, estaba atrapado en el tráfico de Ciudad de México hace unos días y no podía superar la frustración, no por el embotellamiento, era por algo que lo atormentaba aún más: Donald Trump. Entonces tomó su teléfono y grabó un video.
“Ja, Donald”, dijo Fox en inglés mientras sostenía su teléfono, quizás demasiado cerca de su cara. “¿Dónde están tus disculpas para México, para los mexicanos en Estados Unidos y los mexicanos en México?”.
En pocos minutos, el clip de 15 segundos ya estaba publicado en la cuenta de Twitter de Fox y se convirtió en un episodio más de la campaña personal del ex mandatario mexicano contra el candidato presidencial estadounidense. Fox lo ha criticado en programas de televisión, entrevistas de radio y en una serie de mensajes de Twitter. La voz de Fox se une al coro creciente de mexicanos influyentes que están preocupados por una eventual victoria de Trump y lo que esta podría significar para la relación entre Estados Unidos y México. Entre las personalidades que se han manifestado contra el discurso virulento de Trump están dos ex presidentes de México, altos funcionarios del gobierno, analistas políticos, académicos, escritores y personalidades del mundo de la cultura.
El Presidente Enrique Peña Nieto comparó el lenguaje del candidato al de Hitler y Mussolini en una entrevista con el periódico Excélsior. Hace poco, también reestructuró el cuerpo diplomático de México en Estados Unidos, pues remplazó al embajador de México en Washington, Miguel Basáñez Ebergenyi, que había estado en el cargo menos de un año, por Carlos Sada Solano, un diplomático veterano. También cambió los funcionarios en 26 consulados, en parte como respuesta a la popularidad de Trump y lo que esto refleja sobre las actitudes estadounidenses frente a México. Un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció el nombramiento de Sada e hizo hincapié en su experiencia en “proteger los derechos de los mexicanos en América del Norte, así como la defensa de los intereses de México en el extranjero”. Mientras muchos líderes del mundo están preocupados por la forma en la que la campaña de Trump, así gane o pierda, podría alterar la política exterior de Estados Unidos, esas preocupaciones afectan particularmente a México y a toda su diáspora pues existen estrechos vínculos geográficos, económicos, demográficos y culturales entre los dos países.
Ambas naciones están disfrutando de uno de los periodos más armoniosos en su historia turbulenta. Pero en México muchos temen que la amistad se romperá si Trump gana las elecciones y convierte en realidad sus amenazas de deshacer el Tratado de Libre Comercio, obligar a a México a pagar por la construcción de un muro entre ambos países a través de la interrupción de las remesas y deportar los 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, ya que aproximadamente la mitad son mexicanos. “Creo que su amenaza es catastrófica para México”, dijo Enrique Krauze, historiador y editor de la revista literaria Letras Libres. “Lo que significaría para el comercio bilateral, en términos sociales, en el rompimiento de las familias, en el trauma, el pánico colectivo y la apertura de viejas heridas”.
Y agregó: “Podría usar una de las palabras favoritas de Trump. Sí, esto es ‘huge’ (enorme). Es un gran peligro”. Los críticos mexicanos de Trump dicen que ya ha dañado la imagen del país y del pueblo mexicano con su adhesión a puntos de vista que muchos consideran xenofóbos. En un evento realizado cuando inició su campaña, en junio pasado, el candidato republicano sugirió que muchos inmigrantes mexicanos eran narcotraficantes y violadores.
Algunos funcionarios mexicanos, preocupados por las impresiones negativas de México en Estados Unidos, han desarrollado una estrategia para mejorar la imagen de su país y mostrar cómo la relación entre las dos naciones ha sido de “beneficio mutuo”, comentó Paulo Carreño, el recién nombrado subsecretario para América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. La estrategia incluye la “diplomacia cultural”, activismo de base y el despliegue de algunos líderes mexicanos comunitarios y de negocios que viven en Estados Unidos, dijo. Algunos funcionarios gubernamentales de alto nivel han reaccionado públicamente contra Trump como Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, quien declaró al diario El Universal que el gobierno mexicano está analizando “cómo enfrentar lo que llamaríamos la ‘emergencia Trump’”.
“Creo que el señor Trump habla de memoria, no tiene claridad ni de los temas fiscales ni de los acuerdos internacionales”, agregó. “Vivimos en un mundo globalizado, Estados Unidos tendría que retroceder a una especie de Edad Media para prohibir las remesas o cobrar impuestos que no se cobran en otras partes del mundo”. Pero, en general, el gobierno se ha abstenido de hacer comentarios sobre la mayoría de los candidatos presidenciales de Estados Unidos. Eso ha frustrado a muchos mexicanos, que le han pedido al gobierno que salga en defensa de México y ponga a Trump en su sitio.
“Ellos pueden recurrir al tradicional sinsentido mexicano y decir: ‘No interferimos en elecciones’”, dijo Jorge Castañeda, ex canciller de México. “La verdadera razón es que no tienen ni idea qué hacer, por lo que la opción por defecto es no hacer nada”. En cambio, la mayor parte del nerviosismo mexicano contra Trump viene del público. Al inicio de su campaña, Trump era visto por muchos mexicanos con una mezcla de alarma y diversión. Pero ahora la diversión se ha acabado.
“¿Por qué debemos preocuparnos?”, preguntó Krauze, retóricamente. “No podría pensar en una sola razón para no preocuparnos, ¿no?”. El otoño pasado, Krauze y Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh, redactaron una carta en la que denunciaban la campaña de Trump y 67 hispanos prominentes —académicos, científicos, escritores y directores de cine de Estados Unidos, España y América Latina— la firmaron.
“Su discurso de odio apela a las más bajas pasiones, como la xenofobia, el machismo, la intolerancia política y el dogmatismo religioso”, dice la carta.
En los últimos meses, Castañeda ha impulsado una campaña de redes sociales a favor de México con el hashtag #ImProudToBeMexican (#MeSientoOrgullosoDeSerMexicano). Dirigida a una audiencia estadounidense que habla inglés, esta iniciativa ha subido videos a Facebook y cuenta con un sitio web para destacar la diversidad de la diáspora mexicana y su contribución a Estados Unidos. Al explicar el enfoque estadounidense de esta propuesta, dijo: “No quiero convencer a los mexicanos de lo desagradable que es Trump porque todo el mundo sabe eso. Eso es un hecho”.
El incremento de las arengas de Fox contra Trump comenzó en febrero con una entrevista de televisión en la que declaró que los mexicanos no construirían el muro propuesto por el candidato. Luego todo se intensificó y calificó al candidato como un “falso profeta”, “dictador” y “perdedor”.
Se tomó una selfi en una playa y escribió en su cuenta de Twitter: “Trump, este bello Cancún. NO ERES BIENVENIDO AQUÍ”. También publicó fotos de la fiesta de cumpleaños de su esposa y, provocando a Trump, escribió en Twitter: “¿Qué sabes sobre el amor? O solo sabes de odio. ¡Qué triste!”. Este mes, Fox le concedió una entrevista a Breitbart News en la que se mostró arrepentido por algunos de sus comentarios y le pidió disculpas a Trump. Pero esto causó gran revuelo entre los mexicanos y personas de todas partes que usaron las redes sociales para acusarlo de debilidad, por lo que reanudó su beligerancia al publicar fotos de una corbata marca Trump hecha en China y un abrigo Trump confeccionado en México: prendas que prueban, según Fox, la hipocresía del candidato. Fox, en entrevista telefónica desde su casa en el estado de Guanajuato, dijo que se sintió motivado para atacar a Trump por lo que definió como su “amor puro por esa gran nación, Estados Unidos”.
“No entiendo por qué el público estadounidense está apoyando esto”, continuó, mostrándose consternado. “Somos socios, somos vecinos y debemos ser amigos. No solo está dividiendo a la sociedad estadounidense, está dividiendo a dos naciones. ¿Por qué se mete con México?”. (FUENTE: The New York Times)
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