Mientras se espera que se produzca el “milagro” de encontrar con vida a alguien bajo los escombros de la fábrica de velas de Mayfield, los vecinos de esta ciudad de Kentucky salieron este domingo a limpiar las calles quizá con el deseo de que el trabajo les ayude a superar la conmoción sufrida por el mortal tornado del viernes.
Se trata de un domingo de limpieza, pero en esta ocasión fuera de casa, de salir a las calles a retirar toneladas de escombros, y a hacerlo con el mejor ánimo posible.
Beth Scarborough dijo a EFE que, aunque fue algo “inimaginable”, como si de improvisto hubieran “pasado por una guerra y hubieran lanzado bombas en la ciudad”, la sensación es que van a poder superar esta situación.
“Vamos a sobrevivir, vamos a reconstruir y regresaremos más fuertes”, dijo 36 horas después de que un poderoso tornado pasara por la mitad de la ciudad y derrumbase innumerables edificios, entre ellos la fábrica de velas en la que se teme que haya 70 personas bajo los escombros.
El de Mayfield fue uno de los más de 30 tornados que en la noche del viernes afectaron a media docena de estados del país, como Arkansas, donde murieron dos personas; Tennessee, donde el saldo parcial es de cuatro muertos, e Illinois, donde el tejado de un almacén de Amazon se derrumbó, causando la muerte a al menos seis personas.
La comunidad en marcha
A la tarea de recuperación se sumaron este domingo decenas de personas que, agrupados en pequeñas cuadrillas de trabajo, se afanaban en cortar árboles y postes de la luz caídos y apilar junto a las aceras los restos de lo que en algún momento fue un edificio.
Uno de ellos, Tom Williamson, armado apenas con unos gruesos guantes, explicó a Efe que a pesar de lo enorme del reto por “algún lado había que empezar” y que por poco que sea su ayuda, la comunidad unida puede devolver a “una cierta normalidad” a esta pequeña ciudad de 10.000 habitantes.
Algunos incluso logran salvar unos pocos muebles de las casas medios derruidas y los subían a unos remolques en una especie de mudanza inesperada.
Otros apostaron por ofrecer comida gratuita a los vecinos y trabajadores, incluso algunos con una parrilla en la que preparaban, cómo no, hamburguesas y perritos calientes.
Y buena falta hace, porque los trabajadores llegados hasta Mayfield desde los estados vecinos ya comenzaron a levantar los postes del tendido eléctrico.
Soldados de la Guardia Nacional, mientras tanto, vigilan las calles y mantienen cerrado el acceso a la fabrica de velas donde todavía se espera un “milagro” de encontrar con vida a los cerca de 70 desaparecidos bajo los escombros de los 110 que trabajaban en el turno de noche cuando el tornado llegó a Mayfield a última hora del viernes.
Según varias fuentes, en esta factoría trabajaban un buen número de hispanos, comunidad que en los últimos años ha crecido hasta alcanzar el 14,8 % de la población, según datos de la Oficina del Censo, aunque todavía no se han revelado los nombres de las posibles víctimas mortales.
Uno de los hispanos más veteranos en esta localidad de Kentucky es el mexicano Alfredo González, bien conocido por ayudar al pastor de la iglesia católica St. Joseph, situada en la principal avenida de la localidad.
Su empeño este domingo era buscar agua y cobijas para la comunidad después de haber conseguido unas 50 libras de arroz y 100 de frijoles (25 y 50 kilogramos, respectivamente).
González se mueve por toda la ciudad hablando con unos y otros para conseguir ayuda para los feligreses de su iglesia, y no quiere acordarse de lo ocurrido la noche del viernes.
El tornado en Mayfield, Kentucky, “como un tren que pasa”
Explica que estaba en un albergue abierto en una escuela local cuando supo que llegaba el tornado, por una experiencia previa.
“Suena como un tren que pasa”, explicó a Efe este mexicano que no tuvo que lamentar la pérdida de ningún ser querido, aunque estuvo cerca, pues a su hermano el tornado le pilló en la carretera: “Lo agarró y le dio varias vueltas, pero por fuente salió ileso”.
Con meses de trabajo por delante lo que esta comunidad tiene claro es que cuando antes se comiencen las labores de recuperación antes empezarán a sentir que han vuelto a la vida normal, aunque sabedores de que el tornado no fue solo un mal sueño.
Con información de EFE, por Álvaro Blanco
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