Intervención de Claudia Sheinbaum en primera sesión de trabajo ‘Lucha contra el Hambre y la Pobreza’
Ante los principales líderes mundiales reunidos en la cumbre del G20, celebrada en Brasil, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, presentó una ambiciosa propuesta para destinar el 1 % del gasto militar global a un fondo internacional para impulsar “el programa de reforestación más grande de la historia”.
Aquí su intervención en la primera sesión de trabajo ‘Lucha contra el Hambre y la Pobreza’:
Presidente de la República de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; quiero comenzar felicitándolo por su exitosa conducción y convocatoria a los trabajos del G20, y por la iniciativa progresista y justa de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, la cual apoyamos plenamente.
Jefes y jefas de Estado, y de Gobierno; titulares de Organismos Internacionales.
¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven en pobreza extrema
Resulta absurdo, sinsentido, que haya más gasto en armas que atender la pobreza o el cambio climático. Reduciríamos migración, el hambre, si tan solo elevamos la palabra “amor” por encima del odio; la generosidad de la persona humilde y desposeída, por encima de la avaricia y el deseo de dominación.
Me niego a pensar que somos capaces de crear la inteligencia artificial e incapaces de dar la mano al que se quedó atrás.
Vengo a nombre de un pueblo, generoso, solidario y sabio, a hacer un llamado a las grandes naciones a construir y no a destruir; a forjar la paz, la fraternidad y la igualdad. Llámenos “idealistas”, pero lo prefiero, a ser conformistas.
Hace apenas seis semanas tuve el gran honor de convertirme en la primera mujer Presidenta de mi país y no llegué sola; llegamos las campesinas, las migrantes, las obreras, las profesionistas, nuestras madres, abuelas, nuestras hijas y nuestras nietas, llegamos todas las mujeres mexicanas. Pertenezco a una generación que luchó contra la represión, el autoritarismo, por la justicia social y la democracia; y provengo de un grandioso pueblo que decidió fundar por la vía pacífica, una nueva historia para mi patria.
Desde que inició nuestro proyecto político en el año 2018, México está construyendo un nuevo rumbo que tiene sus cimientos en nuestra memoria, la de los pueblos originarios que forjan civilizaciones gloriosas, que forjaron civilizaciones gloriosas mucho antes de la llegada de los españoles; y a la fecunda historia política de un pueblo con héroes y heroínas extraordinarios que forjaron un país libre, independiente y soberano.
A nuestro pensamiento le llamamos el “Humanismo Mexicano” y a nuestro modelo la “Economía Moral”. Quedó atrás el dogma de fe de que el mercado resolvía todo.
Quedó demostrado que era absurda la teoría de que regando arriba gotearía abajo; superamos todos los días la etapa de la oprobiosa corrupción y hemos logrado separar el poder económico del poder político. Quedó en el pasado el desprecio por el pueblo y hoy, se edifica con democracia e igualdad una nueva era, que tiene como base la máxima de la Prosperidad Compartida o dicho de forma llana: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Gracias a ello, México es de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico menos endeudados, con menor tasa de desempleo, el salario mínimo aumentó a más del doble en 6 años, se fortalece la educación y la salud pública como derechos, y el 80% de las familias mexicanas recibe un apoyo de manera directa.
Estamos en el récord histórico de Inversión Extranjera Directa y reservas del Banco de México; se construyen trenes, carreteras, puertos y aeropuertos; la pobreza se redujo en más de 9 millones de personas, y disminuyen las desigualdades. Hay democracia, libertades, pluralidad y derecho a disentir; se fortalecen las instituciones de seguridad, de justicia y se construye paz.
Uno de los programas más ambiciosos que hoy quiero proponerles lleva el nombre de “Sembrando Vida”. Consiste en dar a las familias pobres del campo: un jornal, capacitación técnica para sembrar árboles maderables y frutales, así como otros cultivos para la alimentación. Nosotros destinamos cada año 1,700 millones de dólares para apoyar a 439 mil familias en México, y 40 mil en Guatemala, Honduras y El Salvador. En 6 años se han reforestado con la siembra de 100 mil millones de árboles, más de un millón de hectáreas, lo cual equivale a capturar anualmente 30 millones de toneladas de CO₂.
La propuesta es establecer, para empezar, un fondo que destine el 1% del gasto militar de nuestros países para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia. Significa liberar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como 4 veces la superficie de Dinamarca; toda la superficie de Guatemala, Belice y el Salvador juntos.
Con ello, ayudaríamos a mitigar el calentamiento global, restauraríamos el tejido social ayudando a las comunidades a salir de la pobreza.
La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida.
Muchas gracias.
Con información de López-Dóriga Digital y EFE
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