WHASINGTON, 7 de marzo.- La exprimera dama de Estados Unidos Nacy Reagan que dejó su huella en la política estadunidense como la asesora más cercana del expresidente Ronald Reagan murió ayer en Los Ángeles a los 94 años por un problema cardiaco.
La viuda de Reagan fue una primera dama sofisticada y polémica, criticada durante su tiempo en la Casa Blanca (1981-1989) por su derroche en un momento de crisis económica y su costumbre de consultar a una astróloga para programar la agenda de su marido.
Pero también fue una voz vital en las decisiones del expresidente republicano y dio su visto bueno a las personas que entraban y salían del equipo de gobierno y nunca se reprimió de comunicar su opinión sobre el rumbo que debía seguir el país.
“Durante ocho años dormí con el presidente. Si eso no te da un acceso especial, ¡no sé lo qué te lo da!”, dijo un día.
Poco exitosa como actriz, Nancy Reagan se entregó con absoluta devoción a su matrimonio desde 1952 y dedicó a la carrera política de su esposo la misma ambición que le había despertado el cine.
“Mi vida comenzó con Ronnie”, dijo Nancy en una entrevista en 1975, antes de convertirse en primera dama.
Como primera dama entendió que su función en la Casa Blanca iba más allá de acudir a actos benéficos y presidir cenas de gala para gobernantes de todo el mundo.
“Reagan sabía hacia dónde quería ir. Pero ella tenía un mejor sentido de lo que él necesitaba para llegar a su objetivo. Fue la que más hizo para ayudarle a lograr lo que quería”, escribió un día el biógrafo Lou Cannon sobre el expresidente.
La viuda del exmandatario republicano será enterrada en la localidad californiana de Simi Valley, en la Biblioteca y Museo Presidencial de Ronald Reagan, donde reposan desde junio de 2004 los restos de su marido.
Los ciudadanos podrán rendirle un último tributo antes del funeral, de acuerdo con la portavoz de la fundación Joanne Drake, aunque no se han dado los detalles.
FUENTE: EL EXCELSIOR
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