Los obispos latinoamericanos advierten de que “regímenes neopopulistas de distintas ideologías se han aprovechado del desprestigio de las instituciones públicas del Estado” en el continente, donde la democracia es “frágil”.
En un documento presentado hoy en Roma que recoge las reflexiones de la asamblea del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), los prelados señalan que “la democracia en nuestros países es calificada de frágil y, en algunos casos, se da una auténtica crisis democrática”, al tiempo que recordaron que sin embargo en la Conferencia de Aparecida, en 2007, se reconoció “un cierto progreso democrático”.
El documento, titulado “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias“, recoge las propuestas pastorales y líneas de acción que emergieron de la Asamblea Eclesial efectuada del 22 al 28 de noviembre de 2021 en la Ciudad de México, con más de mil participantes en modalidad presencial y remota.
Los obispos destacan también la existencia de “un empobrecimiento ético en la práctica política y la gestión de gobierno”, “una corrupción extendida” y la “compra de conciencias por exponentes del poder político y económico, y cada vez más, del narcotráfico”.
“Esta lamentable crisis ética de las instituciones estatales y gubernamentales, unida al hecho que la dignidad humana no parece ser una prioridad para los gobiernos, ha llevado a que se generen flagrantes violaciones de los derechos humanos”, denuncian.
Pero subrayan un signo de esperanza: “el despertar de la indignación de los jóvenes ante la corrupción, con una gran capacidad de respuesta de movilización. Ello demuestra el alto grado de conciencia de los jóvenes, movimientos y redes con fines sociales”.
Carencias en gestionar los casos de abusos
En el documento, los obispos latinoamericanos también confiesan “con dolor que la falta de un reconocimiento oportuno y sincero, y la carencia de investigaciones claras, han hecho más pesada la carga sobre los hombros y las conciencias de aquellos a quienes hemos ofendido”.
“Es un signo de nuestro tiempo que esta cadena de maldades se rompe cuando el agresor en actitud penitencial reconoce los hechos, asume su responsabilidad, admite los graves efectos causados a la persona sagrada de las víctimas, se somete a los debidos procesos judiciales, y los responsables y organismos eclesiales colaboran con las víctimas y con la justicia”, reconocen.
Una Iglesia más inclusiva y acogedora
El documento concluye la necesidad de “una Iglesia poliédrica, en diálogo con todas las diversidades humanas y socioculturales, incluyendo la diversidad de religiones, identidades y orientaciones sexuales”.
Y, por ejemplo, escribe que “miembros de grupos LGTBIQ+, expresaron su deseo de ser reconocidos en su calidad de cristianos comprometidos con la fe y ser tratados en igualdad, de acuerdo con la dignidad recibida con el bautismo”.
“Un signo de nuestro tiempo es el deseo de que nuestra Iglesia sea acogedora e inclusiva”, destacan.
También recuerdan las distintas situaciones familiares, como las parejas unión de hecho o los divorciados vueltos a casar y aseguran que la iglesia debe afrontar “el reto de anunciarles el Evangelio hoy” y la necesidad de dar más espacio a las mujeres en la Iglesia.
Sin indiferencia ante la destrucción del medio ambiente
Se recogen en el documento muchos testimonios que “describen los impactos negativos de las actividades extractivas sobre los ecosistemas y la salud de la población” .
Miembros de comunidades indígenas y afrodescendientes pidieron que la Iglesia los “acompañe en el camino que defienda la vida de los pueblos originarios y denuncie los atropellos a la casa común” y “algunas contribuciones insisten en que la Iglesia “no se quede indiferente porque el que mira y no hace nada es cómplice”.
Uno de los apartados habla de que la Amazonía figura entre las zonas más afectadas por “el extractivismo que propicia una masiva deforestación y acrecienta la pérdida de la biodiversidad” lo que es “un signo alarmante de nuestro tiempo que, por su progresiva degradación ecológica”.
Una Iglesia en salida
El cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo de Managua y segundo vicepresidente del CELAM, explicó en la rueda de prensa de la presentación que la Iglesia tiene que estar “en salida” y “en misión permanente”, como surge de estas reflexiones, y expresó su esperanza de que este documento “pueda dar un impulso” a la labor pastoral en Latinoamérica.
El presidente de CELAM y Arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos Vidarte, destacó que en el documento se habla mucho del papel de la mujer y de los jóvenes y destacó que el método de debate en la asamblea ha sido muy novedoso ya que “fue un producto del pueblo de Dios, como el papa quería”, pues participaron un 20 % de obispos, el 20 % de los sacerdotes; 20 % religiosos y el 40 % de laicos”.
Con información de EFE
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