Trepidante inicio en la Arena Colonos

CANCÚN, Quintana Roo, 16 de Enero. Ángel Villegas.- La empresa Lucha Libre Cancún (LCC) no podía iniciar mejor su actividad del año en la Arena Colonos, luego del trepidante triunfo de Cachorro Jr. e Invencible, en la estelar, por la vía de la descalificación ante Araña Negra y Corsario Jr., integrantes de ‘Los Hijos de la Calle’.

Este combate, sangriento, por cierto, presentó a cuatro de los gladiadores más connotados del pancracio cancunense. Por un lado, a la postre, los triunfantes Cachorro Jr. y el acróbata de los encordados, Invencible Jr., a pesar de que en la primera caída no les favoreció, supieron reaccionar a tiempo para imponer condiciones.

En la misma primera caída, Corsario Jr., cometió un flagrante faul sobre Cachorro Jr., que el réferi ‘Vampiro’ Medina pasó por desapercibido.

Ya en la segunda, muy a su estilo, Invencible Jr. deleitó al respetable con sus constantes ‘vuelos’, pero fue a ras de lona que aplicó una llave a Araña Negra, de la cual el despiadado rufián ya no se pudo zafar, y así igualar la contienda.

La tercera y definitiva caída fue por demás de alarido. De por sí, los cuatro no se guardaron nada, al grado de que trasladaron sus diferencias abajo del ring. Por ejemplo, Cachorro Jr. ya reflejaba en su rostro los estragos de la batalla, pero ni así lo intimidaron sus rivales, al contrario, sus deseos de venganza no tuvieron límites.

Cuando el sanguinario Cachorro Jr. regresó al cuadrilátero, incluso fue capaz de librarse de las marrullerías del propio ‘Vampiro’, lo que provocó que Corsario Jr. arremetiera en su contra.

De inmediato, el comisionado ‘Transformer’ Franco, decretó la descalificación automática de ‘Los Hijos de la Calle’.

En la semifinal, Tizoc y Misterio Negro salieron airosos frente a Átomo y el exótico y consentido, Yuly Black, quien como era de esperarse, cautivó a los presentes con su peculiar personalidad.

La primera caída fue para los malosos, mientras que la segunda se la agenciaron los técnicos. Ya en la definitiva, los científicos sometieron a sus rivales con sendos manotazos en el pecho, hasta que con llaves los pusieron fuera de combate.