En un mundo en el que coexisten más de 196 países, no es fácil encontrar ciudades que lo tengan todo: belleza, buena comida, historia y edificios puntiagudos de Gaudí. Por eso, sin importar en dónde estemos, vale la pena nunca perder de vista a Barcelona; ese sitio de España que desde hace años se ha robado el corazón del mundo gracias a su espíritu y a sus barrios cuadrados.
Con poco más de un millón y medio de habitantes, Barcelona es la segunda ciudad más poblada de España y la décima de Europa. Es también uno de los destinos más visitados del planeta y el refugio que encontraron Picasso y Joan Miró para crear sus universos de círculos y triángulos.
Barcelona, ciudad con historia
Entre sus calles estrechas se cuenta sola la historia del Imperio Romano, de donde se sacó su nombre original, Barcino. Ahí, entre caminos empedrados, se puede contemplar la rebeldía y el orgullo nacional de los catalanes, esa comunidad autónoma que tiene otro idioma y otra bandera.
En otras palabras, Barcelona es algo más que una población ubicada en torno al Mar Mediterráneo y a los Pirineos, es uno de esos sitios para ver al menos una vez en la vida.
Sí, en algún momento hay que subirse a un avión durante 10 horas y poner un pie en el Parque Güell para entender el verdadero significado del arte y la arquitectura.
Hay que ir unos días y comer una tapa en un callejón con una buena copa de vino español, y por qué no, hay que sentarse frente a ese océano tranquilo y pensar en las grandes cosas de la existencia.
Dicho todo lo anterior, aquí les adelantamos algunas de las maravillas que podrán ver si se deciden a viajar a Barcelona. Una breve pero exacta guía turística para por lo menos empezar a conocerlo desde la Ciudad de México.
¿Qué hacer en Barcelona?
Contemplar la arquitectura de Barcelona
Barcelona es en sí misma una grandiosa obra de arte dibujada por algunos de los mejores arquitectos del planeta. Un grupo de artistas que dejaron por toda la ciudad rejas, ventanas, puertas, parques y edificios puntiagudos únicos en el planeta.
De lo gótico a lo románico y de lo románico al modernismo, Barcelona ha sido el lienzo de tres arquitectos casi inmortales, Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadaflach. Cada uno dejó rastros de su genialidad desperdigados en todos los barrios. Muchas de sus obras son hoy en día Patrimonios de la Humanidad.
Aquí se puede recorrer, desde el antiguo hospital San Pablo, hasta la famosísima basílica de la Sagrada Familia que el gran Gaudí dejó inconclusa, porque una tarde un tren le pasó encima.
El Barrio Gótico
Barcelona es una ciudad con demasiados estímulos para los visitantes. Afortunadamente todavía existen atracciones inadvertidas, como lo son los parajes subterráneos en los que se puede contemplar el paso de los romanos por la ciudad.
En estos túneles no solo se pueden visitar las piedras de la muralla medieval construida en el siglo I a.C, sino también los cimientos de piedra sobre los que fue construida toda la ciudad. Por eso, este barrio es la expresión más vívida de lo que fue la Barcelona Medieval Renacentista.
Si lo que se quiere es entrar en la historia, no hay que perderse la catedral, un imponente edificio gótico construido entre los siglos XIII y XV, en el que no sólo se puede apreciar el paso cortado de la luz tamizada –típica de este estilo arquitectónico– sino también entrar a una cripta dedicada Santa Eulalia, una mártir de la época romana.
Visitar la Rambla
Hablamos de la calle más famosa de la ciudad. Un torrente continuo de gente y el escenario de los mejores espectáculos callejeros. Este paseo nos lleva a dos sitios que merecen estar en nuestra lista, la Plaza Cataluña (el centro) y el puerto antiguo.
Aquí se pueden ver músicos folklóricos por todos lados y un buen grupo de esculturas humanas protagonizadas por mujeres y hombres de cara maquillada y atuendos luminosos, que permanecen estáticos y convierten estas arterias en un escenario gratuito.
Asimismo, entre estas calles se encuentra uno de los recintos musicales más importantes del planeta, el Gran Teatro del Liceo; una referencia de la ópera a nivel mundial y un escenario tan bonito como importante. Como dato curioso, en su momento este fue el salón de conciertos más grande de Europa.
Mercado de Santa Caterina
En el corazón del Barrio Sant Pere, se ubica este mercado que fue construido en 1844 sobre las ruinas de lo que alguna vez fue un convento. Aquí no sólo se ofrece una selección colorida de frutas y verduras, sino la posibilidad de comer la gastronomía local en alguno de sus puestos emblemáticos, como las clásicas tapas de la Boquería.
Este sitio, de fachada medieval multicolor y techos altos, es casi un museo, ya que por sus muros cruzó la historia de Barcelona. Durante la Guerra Civil fue el lugar donde se guardaban provisiones para los soldados y donde se surtía de comida a algunas poblaciones cercanas de Cataluña.
Un paseo por la Barceloneta
Se trata de uno de los barrios más originales de la ciudad, no solo por su cercanía al mar, sino por la asombrosa oferta culinaria que hay en sus calles estrechas y perpendiculares.
De acuerdo a los historiadores, esta zona no se habitó hasta el siglo XVI, por lo que su arquitectura es profundamente sincrética. Gran parte de sus inmuebles fue diseñada por ingenieros militares que le imprimieron una atmósfera más racionalista que modernista.
Hoy en día es uno de los sitios clave para comprender la esencia de Barcelona, ya que estas arterias fueron las que, entre otras cosas, le dieron refugio a los mineros y después recibieron a los atletas durante los Juegos Olímpicos de 1992.
Finalmente, ir a caminar por la Barceloneta nos abrirá la puerta a un típico barrio del mediterráneo. Rodeado de edificios pintorescos, con ropa colgada entre las ventanas y personas cálidas que hablan más catalán que español y nos recuerdan a los primeros días de esta ciudad.
¿Ustedes conocen? ¿Tienen otras recomendaciones? Nos encantaría saber qué piensan de Barcelona.
Vía Sopitas.com