CANCÚN, Quintana Roo, 08 de abril. – Cancún está en apuros, y no por el sargazo ni el calor, sino por algo mucho más básico, el agua. Allí donde la concesionaria Aguakan ha llevado a cuentagotas este vital líquido, oportunistas están sacando un provecho brutal de la necesidad de la gente por este recurso.
Hace unos días reportábamos cómo los operadores y dueños de las pipas preparaban un nuevo golpe a nuestros bolsillos, con total impunidad causando inseguridad y molestias en la SM 93 donde abastecen sus tanques por tan solo 100 pesos. Hoy, sus víctimas son los vecinos de la colonia Alejandría en la SM 213, donde se reportan precios que alcanzan los 800 pesos por el llenado de un tinaco.
No cabe duda de que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y es así que la mafia de “piperos”, conformada los choferes y propietarios de camiones cisterna que llevan agua tanto a zonas irregulares como a las más alejadas del municipio, pretenden crear un conflicto de la clausura del cárcamo 2000 de Aguakan en la Avenida López Portillo como centro de abasto, que sería reemplazado por otra planta de la empresa el próximo 15 de abril.
Esta mafia es respaldada por organizaciones obreras como la CTM, CROM, CNOP, UNTRAC y CROC quienes actúan como si fueran los dueños del lugar, dejando basura, molestando a los vecinos y hasta peor. Compran el agua a precio de regalo y la venden como si fuera oro líquido.
¿Vamos a dejar que esto siga pasando? Cancún y su gente merecen más que ser el cajero automático de unos pocos listillos. Es hora de que las autoridades se pongan las pilas, regulen este negocio y protejan a los ciudadanos. No más abusos. Cancún tiene que ser un lugar seguro y justo para todos, no solo para los que buscan hacerse ricos a costa de los demás.
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