Defender la interrupción del embarazo y el matrimonio gay: prioridad en la Constitución

CIUDAD DE MÉXICO, 4 de Mayo.-Acepté ser candidata a la Asamblea Constituyente porque este es un momento clave para definir los límites de nuestros derechos, porque detrás de este margen están aquellas puertas por abrir y cerrar que pretenden definir en la legislación secundaria, porque como mujer y como persona joven es mi responsabilidad pronunciarme por el tipo de ciudad en la que queremos vivir a futuro. Tenemos derechos ganados que debemos valorar excluyendo la retórica partidista, los logros en temas de derechos los debemos defender por la población beneficiada y no por el partido que los haya impulsado. Las causas son de la gente, no de los partidos y en materia de derechos sexuales y reproductivos, tenemos derechos ganados que no podemos dejar que sean arrebatados.

Más allá de los esfuerzos que se han realizado a nivel institucional con las campañas del INE y IEDF para difundir la información sobre la Constituyente, la realidad es que la cobertura ha sido raquítica y la difusión es simplemente penosa. Parte responsabilidad de ese “cuarto poder” fáctico llamado “prensa”, parte consecuencia de nuestro fallido sistema político partidocrático del que la gente está simplemente harta, y parte de que en realidad, tenemos problemas inmediatos que atender que podrían parecer prioritarios, aunque no necesariamente lo sean.

Existen dos tipos de asuntos: los urgentes y los importantes.

Los asuntos urgentes están en nuestra vida diaria: trabajar, pagar las cuentas, hijas, hijos, gastos, no circular, resolver los precios que suben, tratar de mejorar la calidad de vida que diariamente sufre un desgaste evidente. Los asuntos importantes son justamente esos: aquellos cuya definición podría alterar nuestras vidas no de manera inmediata, pero sí a largo plazo y al caer en las situaciones concretas de las que se hablan. Esos asuntos que definen caminos, que cambian destinos, que trastornan voluntades, que fortalecen o que imposibilitan.

La constitución de la Ciudad de México es un asunto muy importante, su relevancia no se puede determinar en función de la “calidad” de los actores involucrados en el proceso, de la forma en la que se va a votar o de la participación  “representativa” de sectores de la ciudad.

De origen, es absurda la composición impuesta en la reforma política de la CDMX para la Asamblea Constituyente: evidentemente NO hay legitimidad en una asamblea en la que el 40% de los constituyentes son determinados por dedazo; evidentemente NO hay una fuerza representativa de la Ciudad de México en un porcentaje del 60% que no lograría juntar la mayoría necesaria para hacer cambios verdaderamente significativos en el proyecto de Constitución que se va a discutir ( se necesitan 2/3 partes de la asamblea para ello).

El diputado local del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Encarnación Alfaro Cázares, declaró que ni la interrupción legal del embarazo ni el matrimonio gay tienen certificado de permanencia o garantía en la próxima Constitución de la Ciudad de México.

A pesar de que el grupo de notables está conformado por feministas que han luchado por los derechos sexuales y reproductivos como Marta Lamas, la mayoría calificada podría cambiar en el debate de la Asamblea Constituyente las condiciones de libertades en las que vivimos, ya que asistirán representantes de corrientes filosóficas o ideológicas distintas a la que gobiernan la Ciudad de México.

“Digamos que estos derechos pueden ser cambiados por otros. Si el constituyente de la Ciudad de México en la elaboración de la Constitución establece que en la capital del país se garantiza el derecho a la vida desde el momento de la concepción, entonces tendría que derogarse lo que hoy establece en el Estatuto de Gobierno”, dijo Alfaro .

Por ello, se abrirá el debate sobre dos derechos muy particulares: el derecho a la vida desde el momento de la concepción, como se reconoce en 18 estados; así comola defensa del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.

Para desarrollar escenarios es necesario pensar en los aliados naturales del PRI (PVEM, Nueva Alianza) y en los que han manejado la bandera conservadora en campaña (PAN).

El voto de Morena sería determinante, pero a pesar de ser un partido “de izquierda”, gran parte de la lista de este partido nunca se han pronunciado sobre el tema y el propio Andrés Manuel López Obrador se ha manejado conservador acerca del mismo.

Aquella estrategia de difundir que la nueva Constitución será “una simple ley más” busca desincentivar la participación en esta dinámica. Algo simplemente escandaloso, algo que concretará los pronósticos de ilegitimidad de origen para esta nueva Constitución.

Sin duda, el paso a la Constitución es un triunfo eminentemente político del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, pero es un triunfo a medias. Una negociación que a los capitalinos nos arrancó la representación real de la ciudad por las reglas para su conformación. Y desde ahorita anuncio: NO NOS VAMOS A DEJAR. NI UN PASÓ ATRÁS. (FUENTE: SDP Noticias)

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