Fallece el experto laboralista Néstor de Buen

CIUDAD DE MÉXICO, 26 de abril.-La madrugada del lunes falleció, a los 90 años, el jurista Néstor de Buen Lozano, experto en derecho laboral. Este martes recibirá un homenaje de cuerpo presente en la UNAM a las 10 horas, en el aula magna Jacinto Pallares de la Facultad de Derecho, su alma máter.

Hijo de Demófilo de Buen y Paz Lozano, llegó a México siendo niño, con el exilio español en tiempos de Lázaro Cárdenas. Adquirió la nacionalidad mexicana en febrero de 1988 y durante decenios fue colaborador del diario La Jornada.

En 1950 obtuvo la licenciatura en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en 1965, con su tesis “La decadencia del contrato”, obtuvo mención honorífica y su doctorado, en esa misma casa de estudios.

Comenzó su vida profesional como abogado del Departamento Jurídico de Sociedad Mexicana de Crédito Industrial a principios de los años 50, luego trabajó como secretario de Acuerdos y auxiliar dictaminador de la Junta Central de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal.

Fungió como experto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en diferentes ocasiones (Costa Rica 1979, Perú 1986, Ecuador 1987 y con trabajos varios hechos en México).

Uno de sus grandes proyectos tanto profesionales como personales fue la fundación y dirección del Bufete de Buen en 1954, desde el principio con la idea de que esa firma brindara servicio jurídico gratuito a los más necesitados, ocupándose de asuntos en el área laboral, civil, mercantil, de derechos de autor, migratorios, administrativos y corporativos, sin dejar de prestar atención a sus clientes, empresas nacionales e internacionales, tanto en el comercio como en muy diversas ramas industriales. El doctor De Buen fue también asesor de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en la discusión del Acuerdo de Cooperación Laboral, anexo al Tratado de Libre Comercio en 1993.

En mayo de 1953 se inició en la docencia en la Facultad de Derecho de la UNAM, donde fue pionero en el campo del derecho civil mexicano. Se le otorgó en 1997 la Cátedra Extraordinaria Jesús Reyes Heroles en esa casa de estudios. También fue catedrático y abogado general de la Universidad Iberoamericana, institución a la que hace dos meses donó su acervo personal integrado por más de 12 mil libros, revistas y fotografías. Al recibir la biblioteca, el rector de la Ibero, David Fernández Dávalos, dijo que la universidad se comprometía a conservar con afecto ese legado y ponerlo al servicio de los jóvenes.

Néstor de Buen fue asesor de la Carrera de Relaciones Industriales en la Universidad Católica de San Martín de Porres, en Lima, Perú; y profesor emérito de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tamaulipas; comendador de la Orden de la Justicia del Trabajo del Tribunal Superior del Trabajo de Brasil; y miembro del Consejo Editorial Internacional de Comparative Labor Law, de la School of Law de la University of California, de Los Angeles, California.

Entre otros cargos y distinciones, fue miembro de número (Silla 17) de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, consejero de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal por la Asamblea de Representantes del Distrito Federal en 1993. Recibió la condecoración de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Caballero, en República Dominicana en 1994, país en el que le fue otorgado un doctorado honoris causa por la Universidad Central del Este, de San Pedro de Macoris, .

Como experto en el tema del derecho laboral tiene una extensa obra publicada, entre la que destacan los dos tomos de Derecho del Trabajo (editados por Porrúa), que van ya en su 15 edición, y su libro El estado de malestar (Porrúa, 1997). Como articulista, De Buen colaboró brevemente en la revista Siempre. Luego publicó en el semanario Impacto, entre 1981 y 1983 artículos sobre temas jurídico laborales. Escribió también para la revista Proceso y desde 1985 fue colaborador editorialista de temas diversos en La Jornada.(FUENTE: La Jornada)

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