El periodismo mexicano presente en la FIL

GUADALAJARA, Jalisco, 28 de noviembre.- Las actividades durante el primer día de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no sólo fueron la inauguración y la entrega del Premio de Literatura en Lenguas Romances al escritor rumano Norman Manea, sino que el toque latinoamericano también tuvo su arranque con dos eventos.

Se trata de la apertura del Pabellón de América Latina, la presentación de la novela póstuma de Carlos Fuentes ‘Aquiles o un guerrillero’ así como un homenaje a Vicente Leñero.

Tras la ceremonia de inauguración de la 30 edición de la FIL, se dio apertura al pabellón de América Latina, invitada de honor a esta feria en donde se tomó como referente el colorido de las culturas originarias de estos países. El pabellón cultural es un diseño de MET Estudios, quienes realizaron un prisma multicolor gigante que abarca desde el vestíbulo de Expo – Guadalajara hasta el área Nacional, con muros, pisos y techos predominantes en color blanco.

En su interior destaca la presencia de lámparas colgantes en forma de cubos  blancos cuyo interior refleja imágenes de distintas aves de la región que ostentan sus sonidos.

En este espacio se encuentran a la venta de libros de autores latinoamericanos, venta de artesanías, así como lugares en los que se explican lenguas como la Quechua, Guaraní, Nahua y Maya.

También el pabellón ostenta unos sitios especiales para conferencias y proyecciones audiovisuales, en donde se llevará a cabo la Muestra Internacional de Cortos Multifest, que este año rinde homenaje a la cercanía entre la literatura y la creación cinematográfica.

Además, se llevó a cabo un homenaje al escritor y periodista Vicente Leñero, donde los escritores Julio Parán y Carlos Puig reconocieron su importancia no solo en el ámbito noticioso del país, sino como una de las figuras más importantes de la literatura mexicana del siglo XX.

Puig señaló que “Vicente nos decía lo siguiente: ‘La objetividad es como la santidad, uno sabe que no la va a alcanzar, pero le tiene que chingar. No hagamos periodismo pensándole: ve, observa, redacta y cuenta lo que viste. Todo lo escrito aquí tiene un respaldo documental”’.

Por su parte Patán recordó su más remotos encuentros con la obra de Leñero que fueron de la mano con sus libros ‘El asesinato’, ‘Los periodistas’ y ‘Los albañiles’, donde el autor abordó temas como el asesinato de un político mexicano, el golpe de estado al periódico Excélsior y recuerda sus experiencias como ingeniero civil, respectivamente.

En estas tres obras, Patán destacó como en sus obras Leñero hacía uso de las cualidades narrativas del decir, lo que se traduce como la habilidad del escritor para ser convincente al decir que “yo estuve ahí, te lo cuento y tú me crees”.

Carlos por su parte, destacó que uno de los grandes valores de Vicente, fue el desarrollar una cultura del trabajo duro, pues al aseguraba que hacer constante periodismo era lo que realmente le iba a enseñar a escribir, esto incluso en los tiempo en que el ya era un autor reconocido de la nación.

A pesar de haber muerto en mayo de 2012, Carlos Fuentes no deja de estar presente ni de tener nuevas publicaciones. Como muestra está la presentación de su novela ‘Aquiles o el guerrillero y el asesino’ donde, por si fuera poco, no se aleja de temas que aluden a la actualidad.

Esto ya que la presentación de su libro, hecha por Sylvia Lemus, viuda del autor, tuvo una curiosa coincidencia con la muerte del revolucionario cubano Fidel Castro y la discusión de la paz en Colombia.

En el libro, Fuentes aborda a manera de relato personal, un episodio de la historia moderna de Colombia mediante la biografía de Carlos Pizarro, reconocido líder del movimiento guerrillero M-19, a quien refleja como una dualidad perfecta con una personalidad de luces y sombras.

Publicada por la editorial del Fondo Económico de Cultura, y editada por Julio Ortega, esta novela que Fuentes trabajaba al momento de morir, es considerada como su testamento literario.

Ortega dijo que “Carlos Fuentes escribió Aquiles a partir de un héroe trágico que cumple su destino, que es morir”.

Ofreció otros detalles como que originalmente el autor documentó la historia con el fin de escribir una crónica, sin embargo él consideró necesario un compromiso con los hechos, lo que lo llevó a hacer ficción ya que esto le demandaba un ejercicio de imaginación analítica.

Este no fue el único dilema con el que se enfrentó Fuentes, pues además, al momento de decidir cuándo (dentro de la novela) debía morir Pizarro, este decidió colocarse a sí mismo como un testigo, como si hubiera bajado viajando en el vuelo de Avianca en el año 1990. (FUENTE: Vanguardia)

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